Todas las semanas del año en curso se produce un milagro deportivo cada vez que juega el HLA Alicante. El equipo de Pedro Rivero, que cuenta por victorias sus seis últimos partidos y es quinto en la zona de promoción de ascenso a la Liga Endesa, se ha convertido en la gran sensación del campeonato con un presupuesto considerablemente inferior al de muchos de los rivales con los que compite admirablemente en esta LEB Oro. El Lucentum cuenta para este curso con un presupuesto de 700.000 euros, de los que apenas 160.000 se destinan a la plantilla y el cuerpo técnico, una cifra que es la décima parte de lo que destinan a sus equipos clubes de la categoría como Palma, Delteco Guipúzkoa, Breogán Lugo o La Coruña, por citar solo a los más pudientes.
Todos estos rivales cuentan ya con sus respectivos convenios de colaboración con las instituciones públicas de turno, pero el HLA sigue a la espera de renovar su acuerdo con el Ayuntamiento de Alicante cuando la temporada ha cruzado ya su ecuador. Después de dos aplazamientos, y mientras el equipo lleva cada viernes al Pabellón Pedro Ferrándiz a unos 4.000 fieles, finalmente será el próximo miércoles 19 cuando el alcalde Luis Barcala y el concejal José Luis Berenguer se reúnan con la directiva lucentina. Nunca es tarde. También la Diputación Provincial está en la «sala de espera» para ofrecer su colaboración a una entidad que hace seis años rescató al baloncesto alicantino de élite del desastre y la desaparición, gracias a la gestión de sus actuales responsables: el presidente Antonio Gallego, el vicepresidente Daniel Adriasola y Miguel Médicis, entre otros.
En la temporada pasada, en la que el conjunto alicantino se proclamó campeón de la Copa LEB Plata y ascendió a Oro de forma ejemplar y brillante, el club recibió 60.000 euros del Ayuntamiento y apenas 18.000 de la Diputación. A la espera de que se concreten las cifras del nuevo convenio, estas ayudas son raquíticas y suponen un flagrante agravio comparativo con respecto a lo que reciben esta campaña rivales con los que compite el HLA Alicante como el Melilla (un millón del ente administrativo de la ciudad autónoma), el Breogán (600.000 euros de la Diputación de Lugo), el Delteco Guipuzkoa (400.000) o el Granada (280.000 en dos años).
«Son acuerdos que no solo garantizan la viabilidad de clubes que fomentan el deporte y pasean el nombre de sus ciudades por toda España, sino que también permiten dotar a los proyectos de estabilidad y tranquilidad para planificar el trabajo en tiempo y forma, sin las actuales incertidumbres», explica la directiva lucentina, convencida de lleno de que se ha ganado en la cancha y los despachos un mejor trato por parte del Ayuntamiento y la Diputación. En los años dorados de la ACB, antes de la etapa negra de los descensos administrativos por la mala gestión, el Lucentum llegó a recibir medio millón de euros al año del Consistorio y hasta un millón de la institución provincial en los tiempos del patrocinio de la marca Costa Blanca.
De momento, los patrocinadores del HLA doblaron su aportación tras el ascenso a LEB Oro. De los 700.000 euros del presupuesto de la presente campaña, 220.000 son para la base de la Fundación Lucentum y 480.000 para el primer equipo. Ahora bien, de esta última cantidad, unos 320.000 son para gastos fijos que tienen comprometidos todos los clubes por exigencias de la Federación para gastos de arbitraje y otros conceptos.
De modo que la cifra final de que dispone el club para el cuerpo técnico de Rivero y sus jugadores se reduce a 160.000 euros, muy lejos del millón doscientos mil con que cuenta Palma de Mallorca, el presupuesto más alto de la categoría (1,5 millones) o el resto de equipos citados con los que el HLA compite de tú a tú cada semana.
En términos de retorno económico del baloncesto de élite para los territorios, el Burgos cifró el año pasado en tres millones y medio de euros el impacto para la ciudad y provincia de una temporada en la Liga Endesa, categoría por la que puede pelear el equipo de Rivero a final de curso si prosigue con su actual racha de milagros semanales, pese al agravio comparativo con sus rivales y del desafecto institucional de sus teóricos aliados.
