Los astros se han alineado. El HLA Alicante ha conseguido congregar a lo mejor de cada casa: jugadores curtidos en grandes plazas y aspirantes al oficio del balón naranja. Y no le va nada mal. El Lucentum, resurgido de una maraña de retales, fue la sorpresa en el comienzo de este curso en LEB Oro y ahora, consumida la mitad del curso, es ya toda una realidad. Lleva cinco victorias seguidas y con la salvación casi en el bolsillo, el club y el vestuario comienzan a dirigir la vista hacia metas más golosas.
El pívot Álex Galán (Calamonte, 1999) es uno de esos aspirantes a estrella que tan bien están funcionándole al equipo de Pedro Rivero y compañía. Fichado el pasado curso, el del ascenso a Oro, tras haberse enfrentado con Plasencia, dista un abismo entre el jugador que era y el que es. Rivero lo ha moldeado, la competición le ha curtido y él sigue en plena proyección. La mezcla de jóvenes y expertos es el gran secreto de este HLA que ha vuelto a conectar la ciudad de Alicante con el baloncesto.
Ritmo inesperado
Todo victorias en 2020
Este viernes (20.45, Pedro Ferrándiz), el Lucentum recibe al Leche Río Breogán, uno de los gallos del corral de Oro, pero nadie teme a nadie. «Quizás no esperábamos esta racha, pero hemos estado trabajando para conseguirla desde el primer día», explica Galán, de 20 años y que sobrepasa con holgura los dos metros. «Hemos mejorado lo que no teníamos en la primera vuelta, que era ganar fuera, estamos muy contentos y ahora queremos seguir en esta línea», revela el jugador extremeño, después del entrenamiento de ayer.
Fuera tabús
Soñar a partir de 12 victorias
La palabra «play-off» ya no es un tabú. «Nuestro objetivo eran 12 victorias y ya las tenemos, así que...». Así, con puntos suspensivos se refiere Galán al sueño casi prohibido del HLA, que por méritos propios se ha ganado el permiso de codearse con los mejores de la competición. «No podemos negar la evidencia, nos encantaría disputar el play-off, pero tenemos que seguir con los pies en el suelo y no tener prisa», tranquiliza el pívot pacense.
Un vestuario potente
Llompart y Fall, maestros
En su segundo año en Alicante Galán continúa en una nube. «El curso pasado fue increíble, muy difícil de repetir pero es que éste está siendo muy divertido porque el objetivo es la permanencia y mira qué bien estamos, estoy aprendiendo mucho», desvela Galán. El pívot no oculta que compartir vestuario con Bamba Fall o Llompart es un máster acelerado de aprendizaje. «Es mirarlos y progresar, quizás no te das cuenta». Galán recuerda los inicios atronadores de Fall en el Lucentum. «Nos dimos cuenta de que era enorme y el primer día, casi sin entrenar ni hablar hace 40 de valoración, fue llegar y destrozar», rememora. También elogia a Pitts: «Le conocíamos del año pasado, pero sigue igual de bien en Oro. Los dos son referentes».
El valor de Rivero
Culpable de su renovación
Galán se enfrentó a Rivero sobre la cancha en la 17-18. Un año después, cuando el segoviano asumió el banquillo del HLA pidió el fichaje del extremeño. «Rejón y él confiaron en mí y les estoy agradecido», explica. El pasado verano, antes de irse al Europeo sub’20 con la selección, Galán selló su renovación. «Como Rivero también lo hizo fue más fácil para mí, es de elogiar que confíe tanto en jugadores jóvenes en sus primeros años como técnico», señala.
Afición incombustible
Conexión con la grada
El vestuario del HLA sigue sorprendido con la afición. «Cuando fuimos a Mallorca parecía que jugábamos en casa», recuerda un Galán que cree que esa simbiosis con la grada se debe al trabajo diario del vestuario: «La gente se ve reflejada porque, salgan o no las cosas, nos dejamos la piel. Y así nunca hay reproches».
