Hacía tiempo que el balonmano femenino español no levantaba tantas pasiones. El pasado domingo muchos aficionados disfrutaron y sufrieron viendo por la televisión a «Las Guerreras» en la final del Mundial Femenino de Japón. La rabia y resignación final no empaña el brillo de la medalla de plata conseguida a base de mucho esfuerzo, sacrificio y buen hacer.

Un subcampeonato del Mundo que ha tenido protagonismo alicantino, tanto en la pista, con la santapolera Lara González y la jugadora del Elche Jénnifer Gutiérrez; como en el banquillo, con el petrerí José Ignacio Prades.

Lara ha sido una pieza fundamental en el juego defensivo de España. Nacida en Santa Pola hace 27 años, se ha convertido en la pieza angular de la defensa. Una fenomenal actuación que ha completado con sus siete goles, sin fallo en los lanzamientos, en las acciones de contraataque.

La jugadora santapolera está en plena madurez deportiva. Después de comenzar a destacar muy joven en el Elche Mustang, con 19 años comenzó su andadura internacional que le ha llevado a jugar en las mejores ligas europeas. Primero en el Metz Handball de Francia, luego pasó por el Siofok KC de Hungría y tras su experiencia en el Esbjerg de Dinamarca hace dos temporadas regresó a Francia, donde actualmente juega en el Besançon. Lara González es, actualmente, una de la imágenes e iconos de «La Guerreras» por su garra y saber estar, tanto dentro como fuera de las pistas.

Después de su medalla de plata en el Europeo de 2014 y el quinto puesto en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, esta medalla de plata brilla ya como una gran estrella en la bahía de Santa Pola.

Jénnifer Gutiérrez nació en Algeciras, pero ya es una ilicitana más de adopción. En el pabellón de Carrús disfrutó de su primera experiencia en la División de Honor en su primer año en la categoría senior. Posteriormente se marcho al Rincón Fertilidad Málaga y al Atlético Guardés gallego. Hace dos temporadas, tras la llamada de Joaquín Rocamora, regresó de nuevo a Elche y en su segunda casa está viviendo los mejores momentos de su carrera.

Rechazó ofertas del extranjero

En verano tuvo importantes ofertas económicas para irse fuera de España, incluso de equipos que juegan la Champions. Pero «Jenni» tenía entre ojo y ojo el Mundial de Japón y sabía que necesitaba continuidad y muchos minutos para ganarse la confianza de Carlos Viver. En el Elche la ha encontrado y disfruta. Es la máxima goleadora de la Liga Guerreras-Iberdrola. Se ha convertido en la extremo izquierdo titular de la selección española. Aunque en la final varios de sus lanzamientos tropezaron con los postes, ha marcado cerca de 20 goles en este Mundial de Japón.

Después de la plata mundialista le espera un gran recibimiento a su regreso a los entrenamientos con el Club Balonmano Elche, cuyas compañeras se reunieron para aplaudirle y disfrutar de la final frente a Holanda.

El hombre que susurra a Viver

La medalla de «Las Guerreras» en el país nipón también ha tenido un protagonista alicantino que ha realizado un trabajo descomunal fuera de los focos. El petrerí José Ignacio Prades era el hombre que susurraba al oído las jugadas al seleccionador Carlos Viver. Ha aportado la tranquilidad y la sapiencia para ver desde otra perspectiva desde el banquillo lo que en cada momento necesitaba el equipo nacional.

Prades es uno de los entrenadores con más prestigio del balonmano femenino español y a sus 44 años ha ido adquiriendo muchas experiencia tras su paso por el Petrer masculino, el Monóvar, con el que hizo historia ascendiendo a División de Honor, el Elda Prestigio, el Elche Mustang y, actualmente, en el Mecalia Atlético Guardés, en el que lleva cuatro temporadas con el que ha saboreado las mieles de los títulos nacionales.

Es el ayudante de Carlos Viver, su hombre de confianza. Ambos han pasado muchas horas pegados a los ordenadores y las televisiones analizando cada detalle de las selecciones rivales.

Lara González, Jénnifer Gutiérrez y José Ignacio Prades ya están de vuelta a España. Representan el sabor alicantino de la medalla de plata en el Mundial. Pero en verano volverán a Japón, a Tokio, a los Juegos Olímpicos, con el propósito de alcanzar la estrella que más brilla: la medalla de oro. Como decía el slogan de «Las Guerreras»: «Es el momento para creer». Y motivos hay.