El Orihuela ya tiene motivos para creer en la permanencia. La victoria era una asignatura que se le resistía desde el pasado 22 de septiembre cuando los oriolanos lograron su primer triunfo en el Rico Pérez ante el Hércules (1-3). Por ello, el triunfo del pasado domingo en Olot (0-1) ha desatado de nuevo la ilusión.

Desde la llegada de Pato algo ha cambiado en el conjunto escorpión. Los resultados y las sensaciones han ido de menos a más. Y en tierras catalanas pudo verse a un equipo compacto, equilibrado y serio que supo leer a la perfección el partido.

En el debut del técnico oriolano el 17 de noviembre, ya estuvo muy cerca el Orihuela de vencer al líder Castellón (2-2), quien le arrebató el triunfo en los últimos minutos cuando los oriolanos jugaban en inferioridad numérica. En Paterna ante el Valencia Mestalla, una semana después, la decepción regresó con la derrota, por 4-1. Pero de nuevo en Los Arcos ante La Nucía se instaló un halo de esperanza, cuando el Orihuela logró mantener la portería a cero por primera vez en la temporada y aguantar el empate sin goles pese a jugar 40 minutos con uno menos por la expulsión del portero Emilio.

Esa mejoría se vio ampliamente incrementada en Olot, donde el conjunto de la Vega Baja volvió a mantener su portería a cero y mostró peligro en ataque. Un equilibrio que le llevó a ganar y a darle la razón a Pato cuando, en su llegada, advertía que había que mejorar el aspecto defensivo, evitar encajar goles y comenzar a crecer a partir de ahí.

La dinámica perdedora ha cambiado. Por primera vez desde la llegada de Pato, los escorpiones no sufrieron ninguna expulsión y hasta la suerte le acompañó con el fallo de un penalti del rival.