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Atletismo

La vida cambia en tres brincos

El alicantino Juan Muñoz es campeón de España sub'20 de triple salto solo dos años y medio después de iniciarse en el atletismo - El deporte le rescató de un ambiente familiar complejo y lleno de altibajos

Juan Muñoz, en un entrenamiento en la pista de atletismo. rafa arjones

En una monótona tarde de entrenamiento del Club Atletismo de Alicante, un chaval de 14 años irrumpe en la pista. «Hola, ¿cuánto cuesta entrenar?», pregunta el joven. «30 euros al mes», le contesta uno de los entrenadores. Ahí queda la cosa.

Olvidada la anécdota entre la vorágine de competiciones y atletas, el chico, dinero en mano, vuelve a aparecer dos años más tarde por las instalaciones. «Yo ni me acordaba de él, había pegado un cambio grande, además», confiesa Sergio Berbegal, alma máter de un club hecho a sí mismo. El entrenador le contestó que la cuota había subido a 50 euros y el joven entregó la cantidad. Apenas dos años y medio más tarde de esa modesta aparición, ese chico es hoy campeón de España sub'20 en la modalidad de triple salto. Ese atleta es Juan Antonio Muñoz Toledo (Alicante, 2000), que acaba de ser becado por el Centro de Alto Rendimiento de Soria.

Tras las apabullantes marcas de Juan hay una historia de superación, un relato de cómo el deporte traspasa la barrera de la actividad física y cambia la vida de quienes lo practican. Juan apareció en el Club de Atletismo Alicante con una mochila repleta de problemas familiares, un ambiente desestructurado del que necesitaba huir a toda costa. La trayectoria estudiantil también atravesaba altibajos severos, quizás en ese momento era lo menos importante. Juan encontró en el atletismo su mejor vía de escape, Berbegal encontró en él un diamante en bruto. «Yo nunca había visto tanta ambición por triunfar como la que tenía Juan», cuenta Berbegal, quien orientó al atleta a dedicarse al triple salto. «Corría muy bien, pero saltaba mejor», recuerda.

Conforme pasaron los días, Berbegal y Juan fueron trabando una sólida amistad. Un día el entrenador averiguó que los 50 euros que entregaba mensualmente el joven era todo el montante que recibía de su padre para sus gastos. «Lo que tenía para comida lo daba para correr. Y eso no podía ser. Le dije que no pagara, que aquí nadie se quedaba sin entrenar por el dinero», confiesa el alma máter de un club modesto pero que atesora reconocimientos a nivel nacional e internacional.

El sueño europeo

Esta temporada que ahora acaba ha sido una sucesión de sentimientos encontrados para Juan. Una lesión que no curaba en el músculo piramidal entorpeció su día a día, pero no pudo contener su explosión en el Campeonato de España sub'20 al aire libre. «Estuvimos semanas entrenando a medias, solo corriendo porque no podía saltar del dolor», explica Berbegal. Todo fiado al primer salto. Y así fue. «Salté 14,73 y ya nadie me superó», confiesa Juan Muñoz. La marca le valió el oro, pero dejó un regusto amargo porque se quedó a cincuenta centímetros de conseguir la mínima para el Campeonato de Europa. Sin duda, su objetivo más inmediato junto con colarse en una final absoluta del Campeonato de España.

Ahora, en Soria, puede ser el año de su despegue absoluto. «Voy a tener un fiso una vez a la semana, antes solo podía pagarme unos cuatro al año», explica el atleta, agradecido a Berbegal y su club, que le abrieron las puertas a una nueva vida.

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