El fútbol para olvidar las penas. Un mantra tan antiguo casi como el deporte. Reunirse alrededor de un balón para no pensar en los problemas que esperan más allá de la morada en la que se celebra el partido.

En esta ocasión, ese recinto era el Martínez Valero. Elche acogió ayer por la tarde a los aficionados de Argentina y Ecuador en una fiesta que disfrutaron casi diez mil seguidores que se dieron cita en el coliseo franjiverde. Faltaban estrellas, pero quienes se acercaron a la ciudad de las palmeras lo hicieron con el convencimiento de pasar un buen día.

Los problemas que dejaban al margen de la burbuja en la que se viven los 90 minutos eran de diversa índole. Mucho más acuciantes los de los ecuatorianos, un pueblo que vive desde hace días una crisis social y política que, evidentemente, un partido de fútbol no puede borrar de un plumazo, pese al esfuerzo que se ponga en ello. En la cita de Elche hubo mensajes de apoyo para la compleja situación que se vive en el país sudamericano. Los futbolistas saltaron al terreno de juego con una pancarta con el lema «Ecuador, país de paz» y el hashtag #SíSePuede y desde las gradas del Fondo Sur también se desplegaron diversas pancartas y carteles en solidaridad con sus compatriotas, separados por un océano de distancia, pero unidos en la dureza de la realidad actual.

Fiesta argentina

En el Fondo Norte se ubicó la más ruidosa de las dos aficiones. Los argentinos no defraudaron a su etiqueta de barray fueron enlazando cánticos desde que los hombres de Lionel Scaloni salieron a calentar. Evidentemente, el resultado y la buena imagen que dieron los jugadores ayudaron al ambiente.

Allí se mezclaron camisetas de Boca Juniors y River Plate, que en breve vivirán un nuevo episodio de su eterna rivalidad en la Copa Libertadores. Ese momento ya llegará. Cuando juega Argentina, el sentimiento es único. Y de ello dejaron constancia las miles de camisetas albicelestes, la mayoría de ellas con el 10 a la espalda del ausente Messi. No cabe duda que su presencia hubiera otorgado una mejor postal al amistoso, en el que finalmente se congregaron 8.907 espectadores, repartidos de manera similar entre ambas nacionalidades, aunque los argentinos fueron muy superiores en goles y en decibelios.

A falta del crack de Rosario, la afición albiceleste se mostró especialmente ilusionada cuando saltó al terreno de juego Paulo Dybala, que no está viviendo sus mejores días e ingresó al partido tras el descanso. Por parte de Ecuador, el mejor momento llegó tras el 3-1, durante unos instantes en los que el dominio cambió de bando y se desató la esperanza de una posible remontada.

Convivencia en armonía

Desde primera hora de la mañana los seguidores argentinos y ecuatorianos se fueron dejando notar por la ciudad ilicitana. Podían verse camisetas de ambos combinados en plazas, terrazas y parques. En el par de horas previas al inicio del choque, los alrededores del estadio Martínez Valero se fueron rellenando de grupos de seguidores con su música, cánticos y buena sintonía.

La cita finalizó con dos caras muy diferentes, como era lógico. Los argentinos tardaron en dejar su ubicación en el estadio, alargando el festejo. Más rápido volvieron a la realidad los sufridos ecuatorianos, a quienes ni siquiera el fútbol les pudo evadir demasiado de la dura realidad que se vive en su país y que tratan de superar. Ojalá para la próxima sólo haya cánticos y no lágrimas.

Asistentes Planes, Queiroz y Pacheta no se perdieron el duelo

Aparte de las dos aficiones y de un reducido número de seguidores ilicitanos, al partido en el Martínez Valero acudieron diversas personalidades. Desde Ramón Planes, miembro de la secretaría técnica del Barcelona y exdirector deportivo del Elche, hasta Carlos Queiroz, seleccionador de Colombia, pasando por diferentes ojeadores de clubes de primer nivel europeo como el Manchester United o el actual entrenador franjiverde, Pacheta. Además, antes de iniciar el partido, los jugadores del Elche Genuine acompañaron a ambas escuadras portando las banderas de la FIFA y de los dos países.