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Fútbol es fútbol

¿Podría jugar Rexach en el Barça?

¿Podría jugar Rexach en el Barça?

Esta temporada no habrá fútbol los lunes, pero sí los viernes. O no. O sí. Ya veremos. Lo ha dicho un juez, y un tipo que es presidente de la Real Federación Española de Fútbol dice que está contento y otro tipo, que se gana la vida como presidente de la Liga de Fútbol Profesional, parece que no está muy satisfecho y promete seguir dando la vara con este rollo. ¿Se acuerdan de aquellos tiempos en los que el fútbol era un deporte en el que veintidós personas en pantalón corto corrían (menos el gran Rexach, que decía que correr es de cobardes) detrás o delante de un balón? ¡Ah! Queda muy poco de eso. Entre el fútbol de correr detrás o delante de un balón y el fútbol en los lunes sí o no hay tanta distancia como entre Rexach y Neymar. Los lunes. Los viernes. Neymar. Esa cosa que llaman LaLiga. El París Saint-Germain. Mourinho. 120 millones más variables. Camisetas y estadios con el nombre del mejor postor. Partidos de pretemporada en Estados Unidos. Un Mundial de Fútbol en Catar. Fichajes estratégicos. Javier Tebas. Un juez. Ronaldo estaba triste en el Real Madrid. Segundas, terceras y creo que hasta cuartas equipaciones. ¿Rexach tendría sitio hoy en el Barça? Fútbol y Microsoft.

El historiador y ensayista israelí Yuval Noah Harari dice en "21 lecciones para el siglo XXI" que Microsoft no es el edificio que posee ni la gente a la que emplea ni los accionistas a los que sirve, sino una intrincada ficción legal tejida por legisladores y abogados. Lo que sucede, añada Harari, es que el noventa y nueve por ciento del tiempo no nos dedicamos a profundas discusiones filosóficas, y tratamos a las empresas como si fueran entidades reales en el mundo, igual que los tigres o los humanos. Así, para gozar del fútbol hemos de aceptar las reglas del juego y olvidar al menos durante noventa minutos que son simplemente invenciones humanas, pero después el fútbol puede convertirse en algo mucho más serio y ayudar a formular identidades personales, consolidar comunidades a gran escala e incluso proporcionar razones para la violencia, de forma que, concluye Harari, las naciones y las religiones son clubes de fútbol que han tomado esteroides. Las noticias futboleras de este verano nos han demostrado que el fútbol, como Microsoft, es una intrincada ficción legal tejida por legisladores y abogados (y también jueces), y a partir de ahora será muy difícil suspender la incredulidad durante un parido del Barça, del Valencia o del Betis y olvidar que el fútbol es solo una invención humana, como la papiroflexia, los crucigramas o el canto gregoriano.

¿Cómo es posible ver el partido entre el Athletic Club y el Barça en San Mamés sin que nos revoloteen por la cabeza los nombres de Luis Rubiales, de Javier Tebas y, si fuéramos capaces de recordarlo, de ese juez que sentenció que el viernes es un buen día para el fútbol pero el lunes no lo es tanto? A los futboleros nos gusta pensar que un equipo de fútbol es el estadio en el que juega, los futbolistas que llevan su camiseta y los aficionados que se alegran (muchísimo) con sus victorias y sufren (solo un poquito) con sus derrotas. Pero no. Las naciones son cuentos complicados y el fútbol un entretenimiento para el fin de semana que da para charlar el lunes a la hora del café. O no. En todo caso, la gran pregunta que los futboleros debemos responder es la siguiente: ¿tendría sitio Rexach en el Barça de Messi y De Jong? Lo de Neymar y el fútbol de los lunes lo dejamos para los abogados.

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