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Fiesta mayor por el ascenso

El 30 de junio de 2019 se convierte en una fecha histórica para La Nucía tras una tarde de ilusión, sufrimiento y tensión que finalizó con una gran explosión de júbilo

Los aficionados de La Nucía mantean en el terreno de juego al alcalde, Bernabé Cano, en lo que fue una fiesta histórica para la localidad de La Marina. David Revenga

El 30 de junio de 2019 quedará para la historia de La Nucía. La localidad de La Marina con poco más de 18.000 habitantes disfrutará la próxima temporada del fútbol de Segunda División B y lo celebró con una gran fiesta que tardará mucho tiempo olvidarse. Fue una tarde de sufrimiento y tensión que finalizó con la explosión de júbilo tras el gol de San Julián que provocó la primera invasión de campo.

Cuando el árbitro decretó el final del encuentro el Camilo Cano estalló como la ocasión lo merecía. Abrazos, sonrisas y más de una lágrima de felicidad salieron a relucir para celebrar un histórico ascenso.

Desde primera hora de la tarde todo apuntaba a fiesta. La afición rojilla buscó como mitigar el fuerte calor que azotaba las instalaciones deportivas nucieras. El comienzo del encuentro se iba acercando y la grada empezó a coger color. En una esquina de uno de los fondos también se unieron un pequeño grupo de entusiastas seguidores del Linares. Al mediodía se colgó el cartel de entradas agotadas. Aún así, fueron muchos aficionados que hicieron colas en busca de alguna localidad desperdigada que pudieran caer en sus manos. El primer tiempo se esfumó con el empate a cero igual que el sol se escondía tras la montaña.

Quedaban 45 minutos de locura. Tras el gol de penalti del Linares, la depresión empezó a merodear el Camilo Cano, y el síndrome de Alcala de Henares empezó a volar por el feudo nuciero. La grada enmudeció, mientras la afición del Linares empezaba a saborear las mieles del triunfo. El tiempo corría en contra de La Nucía. El empate de David Torres trajo un atisbó de luz y los corazones no estaban aptos para cardiacos. Como si del mejor guión de una película se tratase, llegó el 2-1 de San Julián, que a sus 40 años realizó su último servicio y quizás el más importante de su dilataba trayectoria deportiva.

Fue ahí cuando el Camilo Cano descargó la tensión acumulada, el terreno de juego se inundó de rojo y muchos futbolistas denotaban que se habían quitado de encima el peso que llevaban encima, la obligación de hacer zozobrar otro proyecto, que a base de talonario, veteranía y galones no debía errar.

La Nucía ya es de Segunda División B y fue una fiesta. El ascenso consuma el proyecto de una localidad que ve crecer su futbol al mismo ritmo que crece su pueblo.

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