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Análisis

Tormenta perfecta en Orihuela

La capacidad de reacción de una plantilla unida y la confianza en el técnico Villafaina impulsaron al equipo escorpión en la mejor campaña de su historia en Tercera - La directiva supo huir de la euforia y diseñar una estructura de club de Segunda B

Los jugadores del Orihuela celebran su ascenso el domingo en Los Arcos. TONI SEVILLA

Hacía 13 años que el Orihuela CF no ganaba una Liga y conseguía un ascenso a Segunda División B. Esta temporada ha logrado otra vez ambos objetivos después de seis temporadas en Tercera División y dos promociones de ascenso fallidas. Pero lo que más ha sorprendido a todo el mundo del deporte, ha sido la manera en la que ha alcanzado esos logros. Empezó la temporada generando dudas por los resultados y terminó ganándose el sobrenombre de «el Orihuela de los récords». El conjunto amarillo ha firmado la mejor temporada de su historia en la categoría, ha dejado unos registros difíciles de batir por cualquier otro rival en el grupo VI de Tercera División y alcanzó la Segunda B a la primera, ganando los dos partidos de la eliminatoria al Tarazona.

Continuidad

Confianza en el entrenador Villafaina, pese a no ascender la temporada anterior

La pasada temporada, la primera con Miguel Ángel Villafaina en el banquillo, el Orihuela ocupó el primer puesto durante algunas jornadas, pero terminó tercero, y en los «play off» superó las dos primeras eliminatorias, pero se dejó el ascenso en el último partido de la última eliminatoria. Aún así, la junta directiva presidida por Antonio Felices siguió confiando en Villafaina y dio continuidad al proyecto, dejando atrás otras épocas en las que el club llegó a tener varios entrenadores en una sola temporada sin llegar a dar con la tecla del éxito.

Vestuario unido

Competencia, implicación y alto rendimiento de los jugadores

El vestuario del Orihuela se preveía complicado por la cantidad de jugadores veteranos con experiencia en superiores categorías, que se mezclaban con algunos más jóvenes sedientos de éxito. Lo que podía parecer un problema ante el deseo de tener minutos terminó convirtiéndose en una bendición para el club. La plantilla hizo desde el primer momento una piña y todos los jugadores se implicaron al máximo en el proyecto. La competencia que surgió entre futbolistas por el interés de jugar, no hizo más que incrementar el nivel y la calidad de cada uno de ellos por hacerse un hueco. Nunca se notaban los cambios porque el vestuario asumió la importancia de sumar desde el terreno de juego y el banquillo.

Capacidad de reacción

El equipo no arrancó bien la Liga, pero siguió creyendo y supo sobreponerse

El Orihuela no tuvo buenos resultados a principio de la competición. Llegó a estar alejado de la promoción de ascenso una vez disputado el primer cuarto del campeonato. Esa situación comenzó a generar dudas en el entorno, pero en esos malos momentos resultó clave que todos los futbolistas, a una, continuaron creyendo en lo que estaban haciendo y en el trabajo y la filosofía de su entrenador. Así se lo hicieron saber al «míster» y supieron sobreponerse a ese dubitativo inicio para comenzar una escalada que les llevó a ganar la Liga con 16 puntos de ventaja.

Humildad

El discurso del club siempre fue contenido: lejos de la euforia, apostó por la prudencia

Tanto en el momento en que el equipo comenzó a consolidarse entre los cuatro primeros y a luchar por el primer puesto, como posteriormente cuando se afianzó como líder y comenzó a aumentar su ventaja con respecto al segundo clasificado, el discurso del club, encabezado por el técnico Villafaina, en cada una de sus intervenciones, siempre fue el de prudencia. La humildad, en el trabajo y las sensaciones que se transmitían en cada comparecencia, fueron claves para alejar las euforias desmesuradas y mantener la concentración y la alerta en la plantilla. Los jugadores supieron ser humildes para comprender que en Tercera, la calidad y la veteranía no servían sin esfuerzo y sacrificio.

Afición entregada

Orihuela se volcó con su equipo, sobre todo en el tramo decisivo de la competición

Durante toda la temporada, incluso en los momentos más difíciles, la afición oriolana estuvo siempre animando a su equipo. Empujados por la peña «Frente Eskorpión», los seguidores del Orihuela han demostrado ser de superior categoría, como también lo es ahora el equipo con su ascenso. A todos los desplazamientos acompañaba una importante representación de aficionados, sin mirar la distancia ni la fecha. En el partido del ascenso, Los Arcos registró un lleno absoluto de un público que llevó en volandas a los jugadores hasta el éxito. Con ellos lo celebró sobre el césped y en las calles.

Junta Directiva

Los dirigentes se esforzaron para tener una estructura de club de superior categoría

La junta directiva de Felices y el vicepresidente Luis Terrés, entre otros integrantes, se marcaron como único objetivo recuperar la categoría de Segunda B. Y para ello, además de dar continuidad a un proyecto comenzado la temporada anterior, no escatimaron ningún esfuerzo para dotar al club de todo lo necesario para facilitar el camino hacia el objetivo. De hecho, pocos equipos de Tercera podían presumir de tener una estructura de club como la que diseñó la directiva, propia de una entidad de superior categoría.

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