Después de que hace 1 años Chelsea y Manchester United dirimieran la primera final inglesa de la historia de la Liga de Campeones, después de que Chelsea y Arsenal peleasen por la Liga Europa, la temporada de clubes echa su cierre con un duelo tremendo y a todas luces inesperado. Tottenham Hotspur y Liverpool serán los protagonistas, el escenario el Wanda Metropolitano de la capital española y el premio heredar el trono que ha regentado las tres pasadas ediciones el Real Madrid y las cinco últimas el fútbol español. La pérfida Albion se catapultará al lugar que llevaba echando de menos varios años.

Pocos hubieran apostado porque el Liverpool repitiese la hazaña de alcanzar la final. Más teniendo en cuenta los tres partidos perdidos fuera de casa en la liguilla o el 3-0 encajado en el Camp Nou. Lo del alemán Jürgen Klopp es un milagro cuya explicación es plausible que esté fuera de este mundo.

Pero es que lo del argentino Mauricio Pochettino no es para menos. No gastó en el mercado veraniego ni en el invernal, convirtiéndose en el primer equipo de la rimbonbante Premier League en hacerlo, y cuando nadie le esperaba, obró el más difícil todavía. Dejó fuera de manera dramática al Manchester City y acortó la vida de muchos corazones londinenses con lo acontecido en el Amsterdam Arena.