El inglés Lewis Hamilton, quíntuple campeón del mundo de Fórmula Uno, recuperó el mando en la categoría reina del automovilismo al ganar este domingo el Gran Premio de España, en Montmeló (Barcelona), donde encabezó, junto al finlandés Valtteri Bottas, el quinto 'doblete' de Mercedes en las cinco primeras carreras del año.

Hamilton, que en 2018 igualó los cinco títulos mundiales del argentino Juan Manuel Fangio y se quedó a sólo dos de la plusmarca histórica del alemán Michael Schumacher, brilló de nuevo en la pista de las afueras de la Ciudad Condal, donde fue tercero el holandés Max Verstappen (Red Bull). En una prueba en la que el español Carlos Sainz (McLaren) acabó en un notable octavo puesto y en la que el triunfo del astro inglés le coloca a dos de otro récord del genio de Kerpen: el de victorias en el Gran Premio de España.

Nadie iguala la media docena de éxitos, todos ellos en Montmeló, de Schumacher; pero Hamilton ya ocupa en solitario el segundo puesto en el historial de la prueba española. En la que este domingo firmó su cuarta victoria, la tercera consecutiva; y la septuagésima sexta de su trayectoria en F1. A quince del cada vez menos estratosférico récord de triunfos del 'Kaiser', convaleciente aún del grave accidente de esquí sufrido a finales de 2013 en los Alpes franceses.

La enésima jornada triunfal de Mercedes, que el año pasado ganó su quinto Mundial seguido de constructores, coincidió con otra para el olvido de Ferrari, equipo del que se esperaba un contraataque en la pista en la que había destacado en las pruebas de pretemporada; cuya continuidad en el calendario de la F1 parece peligrar.

La 'Scuderia' se tuvo que conformar con el cuarto puesto del alemán Sebastian Vettel y el quinto del monegasco Charles Leclerc; que ahora ocupan también esos puestos, por detrás de Verstappen, en un Mundial que comanda Hamilton -autor de la vuelta rápida este domingo- con 112 puntos, siete más que Bottas.

El sábado, el finés, que entró con un punto más que su compañero en España, firmó, con exhibición y récord de pista, su tercera 'pole' (seguida) del año, la novena de su carrera en F1. Pero las carreras se disputan los domingos; y Hamilton, a su lado en la primera fila, tiró pronto de galones y lo rebasó en la salida.

A partir de ahí, el excéntrico y espectacular campeón de Stevenage impuso su ley y hubiera ganado fumándose un puro una carrera a 66 vueltas que se revolucionó algo a veinte para el final, con la entrada en pista del coche de seguridad, por el accidente del inglés Lando Norris, compañero de Sainz, y el canadiense Lance Stroll, pareja en Racing Point del mexicano Sergio Pérez, que abandonó Barcelona sin puntos, al acabar decimoquinto.

Vettel, que salía tercero, intentó pasar por el exterior a Bottas, se pasó de frenada, hizo un plano que deterioró su rueda delantera derecha y comprometió el resto de su actuación. Y en la tercera curva, Verstappen, cuarto en parrilla, al que había rebasado Leclerc, protagonizó un sensacional adelantamiento por fuera para colocarse tercero, detrás de los Mercedes y delante de los Ferrari.

Y, a pesar del baile de entradas en garaje, esos puestos se mantuvieron hasta el final de la prueba, que el galo Pierre Gasly, el otro Red Bull, acabó sexto. Es decir, que las 'flechas de plata' siguen aplastando, Ferrari -inmerso además en sus dudas de orden internas- no las alcanza; y la escudería austriaca de la bebida energética sólo puede presentar alternativa con el estelar Max.

A partir de ahí, el pelotón se parte en dos y los del segundo grupo, salvo cambio radical, seguirán sin poder optar a nada más: en la categoría reina del automovilismo sigue habiendo (dos) clases.

La entrada del 'safety' a 20 giros del final, animó, al compactar el grupo, una carrera en la que los Haas se hubieran ordenado como cuarto equipo, de no ser por los salvajes ataques entre sus pilotos, el danés Kevin Magnussen, séptimo este domingo; y el francés Romain Grosjean, que debería estar agradecido por acabar décimo.

El coche de seguridad no debilitó a un siempre brillante Lewis, arruinó toda esperanza de mejora de Leclerc; y le dio alas a Sainz, que firmó sus mejores vueltas y -después de haber mantenido pugna, en el primer tramo de la prueba, con el australiano Daniel Ricciardo (Renault)- protagonizó un sensacional adelantamiento por la octava plaza, en el primer sector, al más que correoso Grosjean.

Sainz acabó feliz una prueba tras la que reconoció que no se había sentido a gusto, "con el peor ritmo de carrera del año" y buscará de nuevo los puntos dentro de dos domingos, cuando se reanude el certamen en el Gran Premio de Mónaco, que se disputará en las calles del principado de la glamurosa Costa Azul.

Exactamente el mismo día en el que su compatriota y amigo Fernando Alonso dispute, en la mítica 'Brickyard', las 500 Millas de Indianápolis (EEUU). Donde un triunfo le haría acreedor al doble campeón mundial asturiano de Fórmula Uno -después de ganar (dos veces) Mónaco y las 24 Horas de Le Mans- a la 'Triple Corona'.

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