El portero español Iker Casillas dijo ayer que no sabe qué será del futuro pero que «lo más importante es estar aquí», a su salida del hospital de Oporto donde estuvo ingresado tras el infarto que sufrió el pasado miércoles. «Me encuentro mucho mejor, será un reposo de un par de semanas o incluso de un par de meses. La verdad es que me da igual, lo importante es estar aquí», señaló, visiblemente emocionado, en unas breves declaraciones ante la prensa que esperaba a las puertas del hospital.

El jugador, que salió del centro médico de la mano de su mujer, Sara Carbonero, agradeció todo el apoyo recibido estos días y consideró que «había que esperar» y «dejar que el corazón, el cuerpo y la cabeza se asienten».

«Fue algo que puede suceder en cualquier momento a cualquier persona, me tocó a mí», dijo Casillas, que cumplirá 38 años este mes, y reconoció que tuvo «mucha suerte»: «Puedo contarlo, lo podéis ver».

El guardameta, que apenas pudo contener las lágrimas, agradeció a los médicos del Oporto y al personal del hospital el trato que le dieron para ayudarle con su problema médico, así como el homenaje que le prestó su club el pasado sábado y todos los mensajes de apoyo que ha recibido estos días.

«Iré contestando porque voy a tener tiempo para ello», bromeó ante la veintena de cámaras, la mayoría de medios españoles y portugueses, que se instalaron en la entrada del hospital.

«Gracias por la espera y nos veremos pronto», prometió antes de irse el jugador madrileño.

Casillas estuvo arropado a su salida por parte del personal del hospital, que formó un pasillo hacia la puerta por la que abandonó el centro médico.