El futbolista del Levante UD Toño García, preso en el centro penitenciario de Teruel desde el viernes, se ha visto seducido desde que regresó a València por el lado negativo de la fama. El problema no es su entorno familiar, completamente saneado con un padre exfutbolista (Antonio) que llegó a jugar en el Valencia CF, de portero, en los años 80, y una familia bien estructurada. Como a otros deportistas de élite, la causa de sus males está en su círculo de amistades. En esos parásitos que pululan en torno al dinero y la popularidad del jugador en los ambientes nocturnos. Que a Toño le gusta la noche no es nuevo de ahora. El pasado mes de noviembre fue cazado en València conduciendo su coche de alta gama con una tasa de alcohol superior a la permitida, apenas unas horas después de haber llegado a València tras jugar en Vila-real y pese a que el equipo entrenaba el lunes a primera hora. Se le retiró el carné y recibió una sanción económica.

Los consejos de los padres del futbolista, que viven en Puerto de Sagunto, donde su padre regenta una tienda de deportes, no han surtido efecto. Llevan tiempo advirtiéndole que tuviese cuidado con las malas compañías, que podían traerle un disgusto. Que no se fiase de la gente de la noche, le había repetido su padre. El punto de reunión es una discoteca en la zona de la Avenida de Aragón de València.

Esta misma semana, Toño, de 29 años, había renovado con el club granota hasta junio de 2023 con un contrato al alza, que le convierte en uno de los futbolistas mejores pagados de la plantilla. Su cláusula subía, además, hasta los 30 millones de euros, síntoma de la confianza que el Levante UD ha depositado en él. Toño llegó al Levante UD en 2014, procedente del Recreativo.

Las malas compañías han interferido en las carreras de un buen número de futbolistas de élite. Casos cercanos son los del exvalencianista Miguel Brito, famoso por sus escándalos junto al peligroso círculo de amigos con los que convivía. A finales de 2009 fue detenido tras disparar con una pistola, tras intentar entrar a una discoteca junto a otros cuatro individuos cuando el establecimiento ya había cerrado. Un año antes se había liado a puñetazos en un local nocturno de València junto a su compañero Manuel Fernandes. El madridista Karim Benzema reconoció a la policía, en 2015, su implicación en el chantaje sexual a Mathieu Valbuena, en el que el jugador del Olympique de Lyon, compañero suyo en la selección francesa, aparecería manteniendo relaciones sexuales con una mujer y por el que le habrían reclamado 150.000 euros para evitar su difusión. Benzema participó en la extorsión a Valbuena a petición de un amigo de la infancia.

El caso más próximo es el de Rubén Semedo, del Villarreal. El pasado 13 de julio, el central luso abandonó la cárcel de Picassent después de 142 días preso en el módulo de preventivos acusado de graves delitos, entre ellos el de homicidio en grado de tentativa, tras secuestrar en València y apuntar con un arma de fuego a un hombre que le debía, supuestamente, dinero.

A Toño se le acusa de pertenecer presuntamente a una trama responsable de extorsión y amenazas a usuarios de una web de contactos. El futbolista del Levante UD acudió en calidad de investigado, después de que el miércoles fuese citado por la Guardia Civil, que registró su casa, donde el propio Toño entregó 4.200 euros y mostró una «actitud colaborativa», según su abogado, Emilio Pérez Mora. La defensa del futbolista está indignada con la decisión del juez de haber enviado a Toño a la prisión. «Lo único que ha hecho es ser un ingenuo. Su única relación con el resto de detenidos es haber guardado 4.200 euros en su casa a uno de ellos porque así se lo pidió por problemas de ludopatía», añade. Cuatro de los presos ya estaban acusados y otros tres, entre ellos Toño, fueron a declarar voluntariamente como investigados. ¿Por qué en Teruel? Porque fue en esta provincia de Aragón donde se produjo la denuncia de una de las víctimas.

Pedirá libertad con fianza

«A Toño se le puede acusar de ingenuo, pero ¿meterlo en la cárcel? Es una barbaridad. Mi indignación va más allá porque, en cualquier caso, lo único de lo que podría ser juzgado es de blanqueo de capitales, cuya pena es de 6 meses a 6 años. Para alguien en su situación, sin antecedentes y por esa cantidad, es evidente que sería facilísimo pactar 6 meses, por lo que no iría a la cárcel. Entonces, ¿para qué el juez lo ingresa en prisión? Imagínate la locura que es esto», añade el abogado.

«Además, la justificación de su entrada en prisión por riesgo de fuga y posibilidad de reiteración delictiva es absurda. Los mete a los 8 a la vez con una única comparecencia por carencia de medios lícitos de vida, para un futbolista de Primera División que acaba de renovar con su club», explica Pérez Mora, que mañana pedirá al juez que deje salir en libertad con fianza al futbolista.

«Se conocían por coincidir en un conocido centro de ocio nocturno de València y nada más», explica.