Por primera vez en mucho tiempo no ha sido necesario poner cubos sobre la pista para entrenar espués de la lluvia. La cubierta del Pedro Ferrándiz fue por fin reparada y el jueves pasó su primera prueba de fuego. Los jugadores pudieron entrenar con normalidad sin tener que secar los charcos que se formaban sobre el parquet. El equipo gana en tranquilidad los días de lluvia