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Balance de 2018

Éxitos y retos pendientes del deporte femenino español

Las últimas conquistas de las deportistas no ocultan los problemas derivados de la desigualdad

El equipo de waterpolo femenino celebra su bronce europeo. EFE

El deporte femenino español se dispone a cerrar un año 2018 que, como los anteriores, ha destacado por sus éxitos. El reciente título de campeonas del mundo de la selección de fútbol sub'17, el oro en el Mundial de Badminton de Carolina Marín, la nueva gesta de Lydia Valentín... Triunfos que certifican el progreso de la práctica deportiva de élite, pero que no ocultan los retos pendientes para consolidar la igualdad entre géneros.

La consolidación de España como potencia deportiva debe mucho a la mujer, a las pioneras como Lilí Álvarez, Carmen Valero, Mari Pau Corominas y otras muchas que abrieron el camino a estrellas como Arantxa Sánchez Vicario, Miriam Blasco, Mireia Belmonte o Carolina Marín.

Sin embargo, los problemas persisten. "La situación es mala. Tenemos una ley retrógrada y discriminatoria, en la que las mujeres no estamos reconocidas como deportistas profesionales, y el deporte femenino forma parte de la identidad y la cultura españolas", dice Mar Mas, presidenta de la Asociación de Mujeres Deportistas Profesionales (AMDP). Creada en 2016, reivindica un capítulo específico en la actual Ley del Deporte - aprobada en el año 1990, cuando las políticas públicas de apoyo eran casi nulas - que permita avanzar hacia una igualdad real en distintas materias.

Según el Anuario de Estadísticas Deportivas del Consejo Superior de Deportes, las licencias federativas de las mujeres alcanzaron en 2017 un número total de 839.985, un 22,3% del total y un 0,8% más que el año anterior. Datos que, pese al crecimiento, aún están lejanos de países como Alemania, Francia y los países nórdicos, donde el número de licencias femeninas es mucho más alto. El impacto del fútbol ha permitido aumentar el número de licencias y jugadoras en la élite, aunque se han producido descensos en deportes que han dado éxitos en modalidades tradicionales -gimnasia- y otros de más reciente desarrollo, como el rugby. Una desigualdad que no solo afecta a la cancha, sino también a los despachos. "Solo 3 de las 66 federaciones deportivas españolas están presididas por mujeres", recuerda Mar Mas.

Deportes con más licencias femeninas

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No obstante, no todo lo concerniente al deporte debe medirse de acuerdo a la práctica de más alto nivel. Las estadísticas del CSD muestran que el 47,5% de las españolas hizo deporte en 2017, treinta puntos más que en 1980. Además, según Eurostat, las españolas, con un 27,4%, están por encima de la media europea (26,2%), a la hora de responder afirmativamente a si practican deporte con regularidad. Y todo eso pese a los esfuerzos para la conciliación de la vida familiar y laboral en España.

En realidad, el vínculo entre mujer y deporte en España siempre ha estado marcado por los obstáculos. Como recuerda el documentalista deportivo Roberto Jiménez Morales, autor del libro 'El deporte femenino español en los Juegos Olímpicos', a las barreras sociales de comienzos del siglo XX - la práctica se reservaba a las clases altas - hay que unir el retroceso que supuso la dictadura franquista, que fulminó los avances registrados en la Segunda República. "Todo esto hace que las mujeres españolas lo hayan tenido más que difícil que las de otros países de nuestro entorno", resume.

Para Jiménez, el punto clave de avance se sitúa en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Las ayudas del plan ADO y los esfuerzos de instituciones y deportistas, trazados a través de una estrategia común, permitieron a España obtener 22 medallas en total, ocho de ellas procedentes de la participación femenina. Desde entonces, y pese a un porcentaje de licencias muy inferior en comparación con los hombres, las preseas conseguidas por mujeres han sido mayoritarias en los Juegos de Londres'2012 y Río'2016.

Medallas olímpicas del deporte español

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"Las mujeres ganamos más medallas con muchos menos recursos", apunta Mar Mas. Los deportes de equipo como el balonmano, el waterpolo, el hockey sobre patines y el baloncesto han aportado nuevos éxitos. El 2018 ha traído nuevas conquistas en estas especialidades, además de triunfos como el de la murciana Ana Carrasco, campeona del mundo de motociclismo en la categoría Supersport 300, y la karateca madrileña Sandra Sánchez, oro en el mundial de kata femenino.

Los triunfos del deporte femenino en 2018.

¿Y qué necesita el deporte femenino para seguir creciendo y encaminarse hacia la igualdad? Roberto Jiménez cree que la "repercusión social" de los éxitos contribuirá a un aumento de licencias, lo que permitirá seguir avanzando. Desde la Asociación de Mujeres Deportistas Profesionales, Mar Mas considera fundamental disponer de contratos laborales que permitan a las deportistas una mayor profesionalización y que, por ejemplo, no permitan que una situación de embarazo se tipifique como "lesión" o equivalga a no seguir contando con ellas. "No podemos permitir que una mujer deja la competición porque quiera ser madre. Son mujeres que tienen mucho que decir y que hacer. Tal vez no puedan competir, pero sí impartir tecnificación. Es un talento que no podemos desperdiciar". Una normativa laboral dentro de una nueva legislación deportiva es otra de las demandas de la AMDP.

"Necesitamos garantías. Muchas deportistas representan a España en competiciones deportivas y no tienen derecho ni a una baja", dice la presidenta de la AMDP, que recuerda el caso de regatistas de vela "que han estado compitiendo por España durante 20 años y no tienen ni un día cotizado en la Seguridad Social". Sin olvidar la reclamación de igualdad en los premios económicos o que los medios públicos dediquen el mismo espacio a la información del deporte femenino que la que se presta al masculino, ya que de lo contrario, "se resta visibilidad a los patrocinadores y se nos quita una manera de ganarnos la vida".

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