Inglaterra aprovechó el manto de Wembley para vestirse de fénix, renacer de las cenizas provocadas por el gol inicial de Andrej Kramaric para Croacia y levantar el encuentro con goles de Jesse Lingard y Harry Kane (2-1), con lo que estarán en semifinales de la Liga de Naciones, por encima de España. La Roja llegó a estar clasificada durante varias fases del partido porque un empate clasificaba como primeros a los de Luis Enrique.

Los ingleses se clasificaron para la fase final del nuevo torneo de la UEFA, aunque llegaron a estar durante 21 minutos en Segunda división, y con ello dejan a España en segunda posición del grupo y a Croacia, la actual subcampeona mundial descendida a Segunda.

El gol de Kramaric, injusto ante la avalancha de ocasiones que había tenido Inglaterra, fue levantado por dos tantos con la firma de Kane, el primero, asistido por él y el segundo, con su remate, cerrando un encuentro de los más intensos que se recuerdan en Wembley.

Un partidazo desde el principio. No hubo lugar a la especulación. Inglaterra salió a ganar y lo dejó claro desde que las miles de banderas nacionales comenzaron a ondear en Wembley.

No se llegó al lleno, pero el campo londinense lució un aspecto inmaculado, digno de los mejores espectáculos, con el sol colándose ligeramente entre las rendijas del incipiente techo.

La avalancha inglesa, imperiosa por una victoria que los devolviera a unas semifinales, se materializó con un mano a mano de Sterling, que no superó a Kalinic. En el córner posterior, Kane no engatilló la pelota en el segundo palo

Kalinic, portero del Gante, era a la vez salvador y creador de ocasiones inglesas. Salió al choque para evitar que un balón llegase a la carrera de Sterling y lo que consiguió fue quedarse fuera de la portería y dejar el cuero en los pies de Kane.

El delantero del Tottenham se precipitó primero y le sacaron el gol bajo palos y después Kalinic, ya recuperado de la suicidad salida, le salvó el mano a mano.

Croacia yacía acongojada y agazapada atrás, castigada por la velocidad inglesa y la visión en el pase de Delph y de Kane, que recibía de espaldas en el centro del campo y distribuía.

Lesionado o no, Zlatko Dalic retiró a lo 20 minutos a Vrsaljko y metió a Milic. La efervescencia inglesa bajó y Croacia elevó su posesión y sus llegadas, aisladas y tratando de intimidar al presionado Pickford.

Al descanso, Inglaterra se sintió rechazada por ese fútbol que ellos crearon. Habían dispuesto de nueve disparos, habían dominado y el dios fútbol les negó el gol.

El perdón regalado lo transformó Croacia en castigo. Una jugada por la banda izquierda, la primera de peligro balcánica en la segunda parte, fue conducida por Brekalo y culminada por Kramaric.

Era el minuto 57 y hasta entonces España estaba clasificada, pero Croacia le dio la vuelta a los pronósticos y se situó primera con Inglaterra virtualmente en la división inferior. Sin embargo, los ingleses reaccionaron 20 minutos después; primero para igualar la contienda y, poco después, para firmar su pase a la Final Four.