Nada hacía presagiar que Agustinos fuera a protagonizar una sorpresa como la de ayer en el Pitiu Rochel. Su mala trayectoria en la División de Honor Plata con tres derrotas consecutivas daba escasas esperanzas de avanzar en la Copa del Rey ante un rival de Asobal como el Sinfín de Santander.

Pero el conjunto de Juan Antonio Martínez se quitó de encima la presión y jugó de tú a tú ante un adversario de la máxima categoría. Los alicantinos avanzan de esta forma a la tercera ronda y su próximo rival saldrá del sorteo de mañana en una eliminatoria que se disputará a ida y vuelta. Gasto extra para la directiva alicantina con un nuevo viaje pero que sufragará bien a gusto tras ver la actitud de una plantilla que se carga de moral para la competición liguera de este fin de semana.

Agustinos fue siempre por detrás durante la primera parte pero a una distancia controlada. El 6-10 con el que se avanzó el Sinfín pudo marcar un antes y un después, pero los alicantinos endosaron un parcial de 5-1 para reconducir la situación y seguir con esperanzas de dar la campanada. Los cántabros dominaban el choque con mayor velocidad y calidad individual pero se marcharon al descanso con sólo dos goles de diferencia (13-15). Los palos y el portero visitante se convirtieron en los principales enemigos de los locales.

La salida de Agustinos en la segunda parte fue frenética, con una marcha más que en los primeros 30 minutos. Los alicantinos se pusieron por delante por primera vez en todo el partido a los 17 minutos (22-21). La misión ya no se veía tan imposible y al Sinfín comenzaron a entrarle las primeras dudas. Tiempo muerto de su técnico para tratar de arreglar la situación. Pero Agustinos estaba con la idea de hacer algo grande y poco después la renta se va a los tres goles (25-22) a falta de diez minutos para el final del partido. Y un dato. En pista había seis canteranos de Agustinos más Cuartero. Los alicantinos jugaron con los nervios del rival para mantener ese jugosa renta. Los últimos minutos fueron de infarto. Juan Antonio Martínez se la juega en ataque dejando al portero en el banco y casi cuesta el partido la arriesgada táctica. Al final, gol de Iriarte para firmar el pase a la tercera ronda de la Copa del Rey.