Nuevos tiempos, vuelta al entretenimiento clásico, al ocio en grupo, al interés por los demás. El HLA afronta la temporada convencido de que generar espacios libres de injerencia tecnológica fortalecerá el vestuario. Pedro Rivero y Guillermo Rejón han prohibido el uso de teléfonos y tabletas en las zonas comunes durante las concentraciones. Técnico y director deportivo están convencidos de que esta medida favorecerá la integración de la plantilla y acelera la condición de bloque sólido que busca el preparador segoviano en su primer proyecto al frente de un banquillo.

No hizo falta provocar la situación, llegó sola. La estancia en La Nucía, durante el «exilio» forzoso del equipo por la ocupación del CT, se caracterizó por la ausencia de redes wifi en el alojamiento fijado para la miniconcentración. Las quejas iniciales de los jugadores, tan enganchados como cualquiera a las redes sociales y al entretenimiento multimedia, fueron dando paso a al modo más atávico de matar el tiempo que se recuerda: la conversación.

«Aquello nos vino muy bien. Estábamos en un entorno natural y eso contribuyó a que se reunieran al aire libre para jugar a las cartas, para charlar, para conocerse, para conectar. Actualmente eso ya no es normal, cada uno está enganchado a sus videojuegos o a sus redes? Los dos primeros días, les costó, pero después fue fantástico, había que mandarlos a la cama porque les daban las tantas de charla. Estuvo muy bien y lo vamos a mantener. Cuando esté todo el equipo junto, fuera teléfonos», explica Pedro Rivero, que revela que han establecido un régimen interno de sanciones para quienes no respeten la restricción.

«Siempre hay alguien que se olvida y responde un mensaje o consulta algo ?Pero eso nos viene bien porque hay pequeñas multas que nos valen para irnos a cenar luego con todo el equipo», admite el técnico castellano.

La intención es clara: se trata de que todos se conozcan, que no se potencien los grupúsculo, que nadie se quede fuera, que cuando alguien lo necesite tenga la ayuda del resto, porque si algo así ocurre fuera de la pista, el entendimiento y la solidaridad dentro de la cancha será mayor y más eficaz. Lo piensa el director deportivo y lo ratifica el entrenador, ambos con amplia experiencia en concentraciones en las que las partidas de pocha vertebraban un sentimiento de pertenencia inexpugnable.