El dolor de huesos es inherente al crecimiento. Hay que sufrirlo, no se puede evitar. El HLA Alicante empieza a evidenciar en solo seis partidos la sobriedad canónica de su entrenador. La noticia es buena. El descontrol organizado del curso pasado, personalizado para la muñeca del hombre abierto, el mismo casi siempre, ha dado paso a una estética templada en la que la circulación de la pelota es la herramienta principal, pero en ningún caso la única. Cinco triunfos en seis citas. La de anoche, que sirvió como presentación de la Fundación Lucentum en el CT, valió como muestrario esencial de las aspiraciones de un proyecto sólido que, a pesar de la falta de ritmo de algunas de sus piezas interiores, fue capaz de contener el poderío físico de un rival que sueña con el ascenso a la ACB la temporada que viene.

Menos botes y más pases, menos triples y más bloqueos, menos velocidad y más acierto. El HLA está aprendiendo a sosegarse, a defender con ayudas, a no perder la cabeza cuando le voltean el marcador... Lo hace tranquilo, al ritmo que marca su entrenador, acostumbrado a ajustar piezas dispares para que todo encaje, para que nada chirríe. Apostó de inicio por Kike Garrido, un director de juego más semejante a él que Nemcok, más activo a la hora de anotar, pero menos académico en la creación. Un parcial de 7-0 apoyó la idea de que la paciencia da réditos.

Lucentum y TAU se tantearon con golpes blandos hasta que la tercera falta de Devin Schmidt sacó al escolta norteamericano del partido y los castellonenses aprovecharon para construir su máxima ventaja antes del descanso: 39-45. Pesó el músculo visitante y se echó en falta más presencia interior de hombres llamados a ser importantes como Boubacar o Elías, lejos de su mejor versión.

Su presencia atrás desajustaba la defensa y delante no servía para posicionarse cerca del aro. Pedro Rivero tenía que elegir entre el ritmo sostenido en la transición que le interesa a sus pívots o la improvisación en campo abierto para tratar de abrir el muro de contención que edificó Toni Ten para blindar la pintura. Optó por lo segundo. Quitó a los bases puros de la cancha y dio la responsabilidad de la dirección a Devin Schmidt, que además de guardarse de cometer más faltas, asumió la responsabilidad de anotar. Lo hizo desde el perímetro, saliendo de bote, atacando la zona con un primer paso poderoso y, cómo no, desde la línea de personal. 17 puntos en 16 minutos y un parcial de 26-11 para encarrilar la victoria.

Ni siquiera la producción de un ilustre canterano lucentino en las filas del TAU, el pelirrojo Javi Lucas, que brilló en su regreso al CT (14 puntos) y la de uno de los hijos de Sabonis, Tati, evitó el quinto triunfo seguido del HLA en precampaña. Rivero repartió minutos, observó a Kingsley evolucionar de manera convincente (17 puntos y 7 rebotes), al joven Galán sumar como «cuatro» y como «cinco», a Conde dar equilibrio y a Chumi Ortega trabajar sin descanso para los demás. Los mimbres son buenos, casi tanto como el margen de mejora.LA FICHAHLA ALICANTE (86):

Kike Garrido (7), Schmidt (17), Kingsley (17), Alex Galán (12) y Conde (13) -cinco inicial- Boubacar (4), Nemcok (6), Chumi Ortega (5), Seguí (-), Elías (2) y Nacho Díaz (2). No jugó: Nacho Díez.

TAU CASTELLÓ (78): Leon Williams (8), Tati Sabonis (12), Chema García (2), Portález (6), Juan García (16) -cinco inicial- Joan Faner (9), Washburn (8), Sabaté (3), Javi Lucas (14) y Kinoshita.

No jugaron: Víctor Rodríguez y Danilo Furazo.

Parciales cada 10 minutos: 21-20; 18-25; 26-11 y 21-22.

Árbitros: J. P. Arenas, P. Vidal y D. Ruiz (Comunitat Valenciana). Sin eliminados.

Incidencias: Partido de presentación del HLA Alicante disputado anoche en la pista principal del Centro de Tecnificación con más de medio millar de espectadores en la grada. Regresó a Alicante Javier Lucas, canterano del Lucentum, ahora en las filas del TAU. Debutó como entrenador en el CT Pedro Rivero.