El próximo 10 de noviembre se homenajeará, a partir de las 14 horas, en el hotel Milenio de Elche, a Ismael Calatayud, fundador de la Unión Ciclista Ilicitana. Toda la ciudad se volcará con este amante del mundo del ciclismo que resultó ser todo un pionero en el deporte del pedal en Elche.

Eddy Merckx ganaba el Giro de Italia; Felice Gimondi la Vuelta a España; Jan Janssen el Tour de Francia; y Vittorio Adorni se vestía con el maillot «arcoíris» de campeón del Mundo en Imola cuando Calatayud decidió crear en 1968 la Unión Ciclista Ilicitana en colaboración con Juan Garrigós.

En aquellos días apenas había ciclistas en Elche y mucho menos carreras en las que poder competir. «Iba a correr por las carreteras de España y todo el mundo me preguntaba por qué en mi ciudad no había pruebas. Al final, nos juntamos unos amigos y creamos la Unión Ciclista Ilicitana», recuerda Ismael Calatayud, que reconoce que decidió denominar así al club «aconsejado por Santiago Blanquer, que ha fallecido recientemente, que era presidente de la Unión Ciclista de Alcoy».

A partir de entonces proliferaron las carreras en Elche como el Campeonato de España de Veteranos, etapas de la Vuelta a Levante y de la Ruta del Sol. Lo que no consiguieron fue la construcción de un velódromo a pesar de la promesa de las autoridades.

Ismael Calatayud ganó como ciclista 29 carreras y entre ellas el Campeonato Regional de Murcia «un día que había una temperatura de más de 40 grados». Con su peso ligero «subía muy bien y en grupos pequeños también era rapidillo. Pude llegar más lejos, pero al final el ciclismo no me daba para comer y tuve que dedicarme a otras cosas».

Tuvo entre el grupo de sus amigos al presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Luis Puig. Fulgencio Sánchez quiso tenerlo como directivo de la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC), fue uno de los fundadores junto a Bernardo Ruiz de la Federación Alicantina de Ciclismo y seleccionador provincial entre otros muchos cargos relacionados con el mundo del pedal.

Asume que «Miguel Indurain fue el más grande», aunque reconoce que admiraba al ilicitano José Quesada. «Se retiró muy joven, pero tenía un clase impresionante. Sus hazañas en el Tour del Porvenir y su triunfo en el Tour del Roselló le hicieron ser muy querido en Francia. Paradójicamente allí era admirado y en Elche ni si se le conocía. Iba a entrenar con él en La Carrasqueta y me pedía que fuera a toda marcha».

También ha patrocinado a equipos juveniles y de veteranos en su deseo de potenciar el ciclismo en todas sus facetas.