El italiano Alessandro De Marchi (BMC) impuso ayer su condición de rodador cazaetapas para ganar en solitario la undécima de La Vuelta, entre Mombuey y Luintra, de 207,8 kms, la más larga de la presente edición, en la que el británico Simon Yates (Mitchelton) mantuvo el jersey rojo de líder.

De Marchi, un veterano y combativo rodador de 32 años dos veces campeón de Italia de persecución en pista, tiró de experiencia para presentarse en solitario en la Ribeira Sacra con un tiempo de 4h.52.38, a una media de 42,6 kms/hora.

El ciclista del BMC fue el más fuerte entre los 29 corredores que protagonizaron la fuga del día. Filtrada la etapa, se quedó mano a mano en cabeza con el colombiano Jonathan Restrepo (Katusha), a quien soltó a 5 de meta con la experiencia de un corredor que ya ganó dos etapas en la Vuelta.

Se impuso en Alcaudete en 2014, año en el que fue declarado supercombativo del Tour de Francia, y repitió en 2015 con triunfo en Fuente del Chivo. Un regalo para su equipo, que necesitaba una alegría tras perder las opciones en la general de su líder Richie Porte. La próxima temporada militará en el CCC polaco.

Sin novedades en la general. Hubo batalla todo el día y se llegó con 45 minutos de adelanto, pero los favoritos no se agredieron. Movistar trabajó en cabeza, el Mitchelton del líder las vio venir, y las posiciones no se movieron. Simon Yates ve la vida de rojo, Valverde se mantuvo a 1 segundo y Nairo Quintana a 14.

Dura batalla, sin cuartel, por la victoria, con un pelotón tirado por el Movistar, ante la mirada agradecida del Mitchelton del líder, poco preocupado por perder la roja de Yates. «Al equipo del líder le gusta ir de gratis», dijo en meta Valverde.

En ese escenario se marchó por delante De Marchi acompañado en la subida al Mirador de Cabezoas (3a) por el joven de 23 años Jonathan Restrepo. Fue la fuga definitiva. El experimentado italiano sabía que en un final con cuestas no debía llegar acompañado del colombiano, por eso demarró a 5 de meta para apretar los dientes y dirigirse hacia su liberación.

Después de tres años sin levantar los brazos, De Marchi cerró los ojos para ver en sus adentros el final de un túnel.

Hoy, duodécima etapa entre Mondoñedo y Mañón, de 181 kms.