La primera opción cuaja por fin. Todo el trabajo de Guillermo Rejón ha dado el fruto pretendido. El HLA Alicante consigue atar a uno de los referentes ofensivos de la competición, tal vez el más notable hasta la eclosión incontenible de Tyson Pérez para culminar el milagro del Canoe. La llegada de Cheick Conde al conjunto alicantino apuntala de forma definitiva el juego interior lucentino y, por descontado, le inyecta la cantidad de puntos que precisa por dentro para equilibrar su baloncesto y aspirar al ascenso, meta ineludible en la temporada que empezará el 6 de octubre.

El ala-pívot guineano, de 2,02 metros de altura y 26 años, ha firmado una progresión sostenida en la LEB Plata, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Fue una de las apuestas africanas que realizó Fuenlabrada en su momento pensando para él un futuro ACB por su excelente condición física y sus fundamentos ofensivos. Lo fue cediendo a clubes de la zona (Illescas y Ávila) para continuar con su formación, sobre todo defensiva. Conde lo hizo, pero no lo suficiente para la dirección deportiva fuenlabreña, que terminó dándole la carta de libertad. Ahí comenzó su verdadera carrera: Oviedo, Córdoba, Gandía y Morón.

Es muy probable que, después de rubricar unos números a tener en cuenta en su última temporada en la liga (17 puntos, 7 rebotes y 4 faltas recibidas de promedio en los 26 minutos de media que permanecía en cancha en fase regular), esté ante la oportunidad de su vida, en el escaparate perfecto para dar el salto de calidad que precisa su baloncesto. Un detalle interesente: sus estadísticas no se resienten en playoff, lo que habla de su nível de confianza.