¿Dónde está la generación de relevo del tenis masculino? ¿Qué ha pasado con los tenistas nacidos en los años noventa que no han logrado inscribir aún su nombre en ninguno de los torneos de Grand Slam? La dictadura de Federer, Nadal y Djokovic ha laminado las aspiraciones de los supuestos delfines.

En los últimos quince años, tan sólo nueve jugadores han levantado el trofeo de uno de los cuatro "majors" -Australia, Roland Garros, Wimbledon y Open EEUU- y todos -menos uno, Gastón Gaudio, nacido en 1978- son de la generación de los ochenta.

Un fenómeno que ha dejado fuera a las actuales promesas "veinteañeras" que en este periodo tan sólo han alcanzado (y perdido) dos finales: la del canadiense Milos Raonic (1990) contra Roger Federer en Wimbledon'14, y la de este año de Dominic Thiem (1993), ante Rafa Nadal, en Roland Garros, un grupo que, sorprendentemente, tampoco se han prodigado en las semifinales de estos torneos.

En definitiva, un balance demasiado magro, que no tiene visos de que vaya a cambiar en breve, ya que, si no se produce una sorpresa mayúscula, el próximo domingo otro de estos veteranos -Nolan Djokovic (1987), Rafael Nadal (1986), John Isner (1985) y Kevin Anderson (1986)- levantará la ensaladera en el césped del 'All England Club'.

La coincidencia de tres raquetas estratosféricas han monopolizado los focos en lo que va de milenio en el tenis masculino: Federer (20 títulos y 10 finales perdidas), Nadal (17/7), Djokovic (12/9), a los que se podrían añadir, aunque ya un par de escalones por debajo, los triunfos de Andy Murray (3/8), Stan Wawrinka (3/1) y los solitarios trofeos de Marin Cilic y Juan Martín del Potro, estos dos últimos nacidos en 1988, y por ello, "benjamines" del grupo.

Más allá del "rodillo" de los veteranos, todo hace pensar que la maduración profesional en el mundo del tenis ha variado, y que los jóvenes necesitan más tiempo para dar el salto a los primeros puestos de la clasificación ATP, y, especialmente, hacerse con algún título grande.

"Concurren varios factores, el primero esa coincidencia en el tiempo de tres genios de la talla de Federer, Nadal y Djokovic, no sólo por su juego, sino por una fortaleza mental con la que han sabido marcar el territorio", comenta a EFE Xavier Budó, director de la Academia de Tenis Pro-ab, y ex entrenador, entre otros, de jugadoras como Carla Suárez o Garbiñe Muguruza.

"Hay tenistas jóvenes que llegan por abajo con talento, pero todavía hay mucha diferencia en su mentalidad y nivel de autoexigencia, sobre todo para ganar a un Nadal o a un Federer, y no digamos ya en un partido de 'Grand Slam' a cinco sets", afirma Budó.

De la misma opinión es Jofre Porta, director de Global Tennis Team, que cree que esta falta de madurez no se circunscribe al mundo del tenis, sino que afecta a otros deportes, como el fútbol, -"ya no se ven jugadores de 17 años en las grandes ligas"- y en general a una sociedad que "sobreprotege" a los jóvenes.

"El confort idiotiza y hoy en día en países como EE.UU., Australia o Reino Unido hay un grado de comodidad social tal que merma las ambiciones de los jóvenes y provoca que despierten más tarde", afirma Porta, que trabajó con Carlos Moyà y Rafael Nadal cuando eran adolescentes, y sabe de qué habla.

De hecho, si se analiza la generación anterior, el más precoz fue, sin duda, el propio Nadal, que logró su primer Grand Slam a los 19 años recién cumplidos (Roland Garros, 2005), mientras que el suizo Roger Federer triunfó con 21 (Wimbledon 2003) y el serbio Novak Djokovic se estrenó en este selecto palmarés a los 20 (Australia, 2008).

El alemán Alexander Zverev a sus 21 años, y tercero en la ATP, aún está a tiempo de poder tener una carrera plena de títulos, aunque, de momento, le cuesta alcanzar las rondas finales de los torneos que marcan una carrera.

Varios jugadores top-ten más han demostrado su gran calidad pero deberán darse algo de prisa si no quieren jubilarse "en blanco" en cuanto a 'majors' se refiere, como Grigor Dimitrov (6º en la ATP, de 27 años), Dominic Thiem (7º, a sus 24 años) o David Goffin (que con 27 ocupa el puesto 8º).

Otros nombres que llevan tiempo sonando para ese relevo, que no acaba de concretarse, y que están en la veintena, son el colérico australiano Nick Kyrgios (23 años y 18º ATP), el croata Borna Coric (21 años, 20º en la ATP) o Pablo Carreño, entre los españoles, (26 años, 12º en la clasificación).

En generaciones anteriores, los tenistas que estuvieron en lo más alto de la clasificación también despuntaron muy jóvenes, y muchos llegaron a los 25 años con un buen número de "grand slam" en las vitrinas: Boris Becker (ganó Wimbledon con 17 años), Stefan Edberg (Australia, con 19), Pete Sampras (Open EEUU, a los 20), Andre Agassi (Wimblendon, con 22) o Lleyton Hewitt (Open EEUU, con 20), por citar jugadores que fueron número 1.

Pero en la actualidad, y si nos fijamos en las estadísticas, hay un dato relevante: entre los 100 primeros de la ATP tan sólo hay tres jugadores que no han superado la veintena (el canadiense Denis Shapovalov, el griego Stefanos Tsitsipas, y el australiano de origen español Alex de Miñaur, los tres de 19), frente a los 33 que tienen 30 años o más, con Federer (a un mes de cumplir 37, a la cabeza).

En el tenis femenino el fenómeno "tapón" no se ha producido, o al menos no de forma tan clara, ya que las incombustibles hermanas Venus y Serena Williams (nacidas respectivamente, en 1980 y 1981) o la rusa María Sharapova (1987) han "convivido" con tenistas más jóvenes que, con mayor o menor irregularidad, han ido apareciendo y renovando el circuito WITA: Caroline Wozniacki (1990), Simona Halep (1991) Jelena Ostapenko (1997), o la española Garbiñe Muguruza (1993).