La segunda semifinal del Mundial de Rusia, entre las selecciones de Croacia e Inglaterra, rescata de la memoria del fútbol los mejores momentos de dos países que anhelan superar la prueba de este miércoles en el estadio moscovita de Luzhniki. El bando croata celebró hace veinte años, en 1998, su mayor logro en una cita mundialista. La generación de Davor Suker y Robert Prosinecki mordió la medalla de bronce en un torneo memorable, con triunfo de la anfitriona Francia. Inglaterra debe viajar todavía más lejos, hasta 1966, para encontrar su momento de mayor inspiración, con la coronación de los legendarios Bobby Moore, Gordon Banks, Bobby Charlton y compañía.

Los proyectos de los dos semifinalistas tienen, de hecho, algunos lazos comunes y es que tanto Gareth Southgate como Zlatko Dalic fueron requeridos en situaciones de extrema urgencia.

El preparador de Watford, de 47 años, era el responsable del plantel sub-21 cuando se produjo el cese de Sam Allardyce, apenas dos meses después de haber asumido el cargo, tras descubrirse que hacía de intermediario para burlar las leyes británicas del mercado de fichajes, una práctica prohibida por la FA. Su forzosa llegada al banquillo marcó un punto de inflexión en la selección. Revitalizó al equipo y convirtió a un joven plantel en un grupo tan ambicioso como osado, con Harry Kane como factor diferencial.

De una situación crítica también salió reforzada Croacia, al que igualmente el cuadro vikingo negó la clasificación directa para el Mundial. Vía repesca, ya con Dalic como seleccionador, merecieron un lugar en Rusia, con Modric y Rakitic a los mandos.