Francia se puso el traje de Uruguay y le atizó con su misma medicina, fútbol rocoso y duro, para ganar 0-2, con goles de Raphael Varane y de Antoine Griezmann con los que alcanzó las semifinales del Mundial de Rusia. Durante toda la semana se debatió si Griezmann, amante de la cultura charrúa, era medio uruguayo o francés. Luis Suárez sentenció que era galo, que no tenía nada que ver con su país, y esas declaraciones se volvieron contra él con una bofetada a su equipo.

En los 90 minutos que duró el duelo, no sólo Griezmann fue medio uruguayo, lo fue toda la selección francesa, que practicó un fútbol muy charrúa para acabar con el equipo de Tabárez. Trabó el partido constantemente, marcó un gol balón parado, otro de casualidad y consiguió su objetivo: pasar a la penúltima ronda del Mundial.

A cinco minutos para el final de los 45 primeros minutos, Antoine Griezmann, desaparecido hasta ese instante, sacó una falta desde la banda derecha medida a la cabeza de Varane. Muslera no pudo salvar su remate y en el marcador lució un 0-1 efectivo. Unos pelearon hasta la extenuación sin premio y los otros lo encontraron entre la garra uruguaya. Con esa misma garra, Uruguay pudo empatar en el último suspiro del primer acto, pero Hugo Lloris hizo un paradón tras un remate de Martín Cáceres con el hombro. Godín, en el rechace, con todo a favor, mandó la pelota a las nubes cuando estaba debajo de la portería.

Sin más, se llegó al descanso. Todo estaba por decidir, pero Francia se frotaba las manos. Uruguay tenía que adelantar sus líneas para ir a por el empate y se dibujaba una futura autopista para el lucimiento de Mbappé. Entonces, justo cuando Tabárez metió más electricidad al choque con dos sustituciones (Stuani y Bentancur por el Cebolla Rodríguez y Maxi Gómez), llegó la jugada desgraciada de la tarde: Griezmann disparó desde fuera del área a las manos de Muslera y el portero charrúa despejó la pelota hacia dentro. Francia, definitivamente, había conseguido noquear a su rival a base de jugar casi como él.

Quejas de Reina

El meta Pepe Reina, que ha estado con la selección española en Rusia 2018 y acaba de fichar por el Milan, ha mostrado su queja por que se «siga inventando balones», tras el fallo de su colega uruguayo Fernando Muslera, que ha costado el segundo gol en la derrota ante Francia, en cuartos de final.