La generación de oro del fútbol belga dio ayer muestras de todo su potencial y derrotó a Brasil, toda una pentacampeona del mundo, y avanzó con paso firme a semifinales de la Copa del Mundo. En una exhibición de poderío ofensivo, con Hazard, De Bruyne y Lukaku al mando, el equipo del español Roberto Martínez se impuso a la máxima favorita al título y se jugará el pase a la final contra sus vecinos de Francia.

La batalla táctica de los entrenadores cayó del lado de Martínez, cuestionado por muchos a su llegada al país y venerado ahora tras dejar en la cuneta a la Canarinha y meter a los 'Diablos Rojos' entre los cuatro mejores del mundo por segunda vez en su historia -Bélgica fue cuarta en México 1986-.

El Plan B que salvó a última hora a Bélgica ante Japón se convirtió ahora en el Plan A. Martínez mantuvo en el once a Fellaini y a Chadli, héroes en el choque de octavos. Con Hazard y De Bruyne libres y con espacios y Lukaku arrancando desde la derecha, como hizo en varias ocasiones cuando Martínez era técnico del Everton, Bélgica golpeó primero con un gol de fortuna, en propia puerta, pero merecido. No tardó Bélgica en golpear de nuevo. Esta vez fue De Bruyne, pero el mérito fue de Lukaku, que en una transición tras recuperación se quitó de encima a todos los rivales que se le pusieron en su camino, abrió a la derecha y ahí el jugador del Manchester City soltó un zarpazo que se coló por el palo derecho de Alisson.

Brasil no daba síntomas de recuperación mientras era cada vez más evidente el acierto de Martínez de sumar a Fellaini a la nómina titular y colocar a De Bruyne con libertad casi como falso 9. Apareció entonces Courtois, al que no se le había visto desde los primeros minutos.

Movió fichas tras el descanso Tite en busca de la reacción de los suyos. Firmino reemplazó a Paulinho y Douglas Costa entró por Gabriel Jesús, y Brasil mejoró. Los belgas pagaron el esfuerzo de la primera mitad mientras que su rival se iba al ataque en busca del gol que lo metiera en el partido.

Este llegó a falta de un cuarto de hora para el final, justo después de que Hazard se quedara cerca de matar el partido en el enésimo contragolpe de los suyos. Sin mediocampistas para dominar el juego, el partido se convirtió en un correcalles. Brasil fallaba lo indecible -floja la definición de los sudamericanos-, y Martínez apostó entonces por dar músculo a la defensa y al centro del campo con Vermaelen y Tielemans. Lo intentó a la desesperada Brasil en los minutos finales, sin éxito.