La selección española de fútbol cumplió con los pronósticos y se clasificó para los octavos de final del Mundial de Rusia, donde se medirá a la anfitriona este domingo, aunque las sensaciones que ha dejado en estos primeros partidos no han sido positivas, pese a un prometedor comienzo que se fue diluyendo. Fernando Hierro ha optado en esta primera tanda de partidos por un bloque que apenas ha movido, con muy pocas variaciones en los equipos titulares y un estilo que no ha tenido ninguna modificación, con el toque por encima de un juego más directo. En total, el preparador malagueño ha usado a 17 de sus 23 jugadores y seis de ellos han jugado los más de 270 primeros minutos: el portero David de Gea, los defensas Sergio Ramos, Gerard Piqué y Jordi Alba, y los centrocampistas Sergio Busquets e Isco, este, seguramente, el más destacado del combinado nacional. Las claves del sufrido empate contra Marruecos del lunes fueron:

Un problema en la portería

No es el Mundial de David de Gea, alejado de la imagen de seguridad que acostumbra a dejar en cada partido del Manchester United, con su confianza por los suelos y sin nada que le haga reaccionar. Llegó su primera parada en Rusia, corrigiendo con su buena postura con rodilla en el césped y tapando espacio con el cuerpo en un mano a mano. La única en 270 minutos en los que seis disparos a puerta significaron cinco goles. Hizo la estatua a un tiro a la cruceta, superado por debajo de las piernas en el primer tanto y de nuevo mirando el balón ante el inapelable remate de cabeza en el segundo. El debate en la portería, inimaginable antes de llegar a Rusia, está abierto.

Errores que cuestan eliminaciones

España volvió a cometer errores individuales que en las eliminatorias cuestan eliminaciones. Una falta de entendimiento en un saque de falta entre Iniesta y Ramos fue el regalo del primer gol, la espalda perdida de Piqué a un saque de banda, el error de marca de Ramos en el córner del segundo tanto de Marruecos. La mentalidad no es la adecuada, la intensidad tampoco (apenas cinco faltas por 17 del rival). Tener más la posesión, un 68%, no asegura nada sin la verticalidad necesaria. Los 762 pases dados triplicaron del marroquíes, 247. El 91% de precisión no refleja el precio que se pagó por el error.

Isco, la esperanza

Los molieron a patadas pero fueron los referentes a los que se agarró con fuerza España para la reacción. Asumieron el liderazgo cuando todo se iba a la deriva. Los dos máximos representantes de un estilo intocable se asociaron con calidad, hablando el mismo idioma sobre el terreno de juego. Iniesta reaccionó a su error en el tanto regalado, diseñando la acción del empate y con su partido más completo. Isco extendió una línea continua de rendimiento que le ha convertido en el mejor español del torneo. Definió arriba en su primer tanto en un Mundial, acarició el segundo y fue siempre un referente con un gran despliegue físico

La falta de equilibrio y el repliegue defensivo

Al final del partido el análisis del capitán Ramos apuntó a una zona donde sienten que les está pasando factura y generando inestabilidad táctica. A España le falta equilibrio por la ausencia de un centrocampista con capacidades defensivas cerca de Sergio Busquets. Los espacios entre el centro del campo y la defensa aparecen y descolocan a la zaga. Busi debe retrasar unos metros su posición para sentirse arropado por lo centrales y el resto de sus compañeros deben tener mayor entrega en el repliegue defensivo. A la Roja cualquier selección le ha hecho daño este Mundial, con metros para correr y velocidad han hecho tambalear un sistema defensivo irregular. Cinco tantos en tres partidos y el único que no encajó, ante Irán, hubo momentos de incertidumbre con muy poco del rival.

Aspas y el VAR, salvadores

Ha marcado todos sus goles con la selección española saliendo desde el banquillo y como revulsivo se ha ganado un papel importante. Iago Aspas, 6 goles en 12 apariciones. De dulce en el remate dejó un gran gol de espuela, repleto de calidad con un recurso mágico en los momentos de tensión en los que España se acercaba al fin de su racha invicta. Igual de salvador que el delantero gallego fue el VAR. Sin su uso posiblemente el colegiado habría anulado el tanto por la posición tan justa y que necesitó de dos minutos y medio de visionado de imágenes para la decisión definitiva. El tanto de la esperanza que impulsó al primer puesto a España y debe ser un punto de inflexión.