Cristiano Ronaldo sigue empeñado en hacer valer su ley en el Mundial de Rusia, la de la eficacia y la pegada ante las porterías rivales. Si ante España salvó un empate agónico con un triplete, frente a Marruecos, le dio a Portugal una victoria sufrida pero imprescindible que además significa la eliminación de su rival.

La victoria para Portugal es cumplir el guión marcado tras la igualada con España, dar un paso hacia los octavos de final. La derrota para Marruecos significa entonar la despedida del torneo con dos derrotas y sin opciones de progresar.

A los cuatro minutos Cristiano Ronaldo ya había impuesto su ley al rematar un centro desde la derecha de Moutinho (tras tocar levemente Bernardo Silva en el saque de esquina) y rematar de cabeza desde el área pequeña, al zafarse del central luso-marroquí Da Costa, muy «tierno» en esa acción.

Marruecos no se arredró. Asumió el golpe con entereza y pasó a mandar. A Portugal no le molestaba en exceso conceder la iniciativa a su rival, pero Amrabat se convertía una pesadilla para Raphael Guerreiro y con ello las aproximaciones al área de Rui Patricio eran reiteradas y además muy peligrosas. De nada le valió a Marruecos dominar todas las facetas estadísticas del encuentro, posesión, tiros, tiros a puerta... De ser superior. Perdió en la más importante, la de los goles. Ahí el que manda es Cristiano Ronaldo.

Pese a la victoria, Santos, seleccionador luso, aseguró que no estaba contento con el juego: «A partir del minuto 15 no hemos podido hacernos con el control del balón, como contra España».