Hace cinco años Pedro Rivero ya vestía con la camiseta del Lucentum. El club militaba en la LEB Oro tras descender de la ACB por decisión administrativa pese a terminar octavo la temporada. Fue un año duro en la que tocaba recuperarse del tremendo mazazo del descenso. En aquel equipo ya daba lecciones magistrales el base segoviano y se fajaba bajo los tableros Guillermo Rejón, ahora en su primera temporada como director deportivo.

El ascenso supuso un broche de oro para una temporada que el Lucentum inició con dudas. Pero fue el principio del fin. El club no sólo no pudo materializar su ascenso a la ACB sino que se vio obligado a descender a la Primera Nacional y refundar un nuevo club, ya bajo la presidencia de Toni Gallego. Fue un duro varapalo del que la entidad lucentina ha sabido corregir errores del pasado y dejar al equipo a las puertas de la LEB Oro.

En el plano deportivo de aquella temporada con Rivera y Rejón, tampoco empezó bien, con dos derrotas en las tres primeras jornadas, aunque el principal hándicap fue la marcha de José María Berrocal, el técnico al que el Lucentum confió su proyecto y que decidió irse a entrenar Ucrania tras haberse disputado únicamente tres jornadas.

Rubén Perelló, que era el técnico ayudante de Berrocal, asumió las riendas de la plantilla y las cinco victorias consecutivas que logró en los cinco primeros partidos provocaron que el club decidiera confiar en él como responsable del equipo.

El Lucentum consiguió el ascenso con una plantilla que destacaba, especialmente, por su veteranía, especialmente la de Darryl Middleton, que a sus 46 años fue uno más en la rotación de Perelló. Junto a él, el Lucentum contó con jugadores como Jesús Fernández (37), Rejón (36) o Pedro Rivero (33). Además de otros como Coppenrath, con varios ascensos a sus espaldas, el base Albert Sábat, ya afianzado en la ACB, o el estadounidense Shaun Green. Otros jugadores importantes en la rotación fueron el alicantino Romà Bas, Rafael Huertas y Álex Llorca.

El conjunto alicantino, que perdió en Andorra el primer partido de la serie, se impuso en los dos siguientes, perdió el cuarto en Alicante y tuvo que ganar el quinto partido de la serie a domicilio para sellar su regreso deportivo a la máxima categoría del baloncesto español.

Esta vez todo puede ser distinto para el Lucentum. El club está saneado y creciendo poco a poco. Desde la base ha ido escalando posiciones hasta situarse a solo tres victorias de la LEB Oro, categoría que abandonó hace cinco años por las multimillonarias deudas que arrastraba la entidad. Para materializar el ascenso en los despachos tampoco tendrá problemas la entidad lucentina. Ya tiene avanzadas gestiones con los patrocinadores para allanar el camino. De cualquier forma, la pista cobra ahora todo el protagonismo. Pedro Rivero, el capitán del Lucentum, está a las puertas de firmar su segundo ascenso con la camiseta que tantas alegrías está dando.