Los niños del colegio de Alicante Jesús María disfrutaron ayer de la presencia del equipo olímpico de gimnasia rítmica que conquistó la medalla de plata en los Juegos de Río. El patio del colegio se convirtió en un improvisado escenario de lujo donde los alumnos pudieron disfrutar y seguir la coreografía de unas de las mejores gimnastas del mundo. Lideradas por Alejandra Quereda, capitana del equipo y exalumna del colegio, acudieron Sandra Aguilar, Lourdes Mohedano, Elena López y Artemi Gavezou. Con una pegadiza música, los niños aparcaron por un momento las actividades escolares para deleitarse con los ejercicios de las habilidosas gimnastas. Pequeños y mayores se dejaban arrastrar por la coreografía que las cinco deportistas habían preparado para los alumnos del CEU Jesús María.

Poco antes, el equipo olímpico se sometió a las preguntas de los niños en el salón de actos del colegio. No se lo pusieron difícil a las gimnastas. Sentían especial curiosidad por saber cómo compaginan la vida académica con el deporte de élite. Para concluir la mañana, las deportistas acudieron al gimnasio pero ésta vez solo con el equipo de gimnasia rítmica del colegio. Fue uno de los momentos más emotivos para Alejandra Quereda. Revivió sus orígenes en el deporte que le ha dado la gloria en unos inolvidables Juegos de Río de 2016.

Como colofón, las gimnastas firmaron autógrafos a casi un centenar de niños. Siempre con una sonrisa en su rostro, el equipo olímpico convirtió en mágicos esos momentos. No todos pueden presumir de tener en el patio del colegio a medallistas olímpicas a su disposición.

El día fue «inolvidable» para Alejandra Quereda. Exalumna del colegio donde comenzó a practicar la gimnasia rítmica, se mostró «encantada» de «transmitir los valores del deporte» a los niños. «Es un proyecto muy bonito el que estamos haciendo y del que nos sentimos muy orgullosas», destacó la gimnasta alicantina, todavía recuperándose de una operación de cadera.

La alicantina, con una espectacular trayectoria en este deporte, descarta prácticamente acudir a los Juegos de Tokio. «Es muy difícil, son muchos años al más alto nivel y ello supone un gran desgaste físico y psíquico con más de 8 horas diarias de entrenamiento», afirma Alejandra, que no ve broche mejor que retirarse con una medalla de plata olímpica.

No dudó en reconocer que se le pone la «piel de gallina» cada vez que ve un vídeo sobre los Juegos de Río, como sucedió ayer con las imágenes que les puso a los niños por la mañana.