Maestro de maestros. El nombre de José Alberto Valverde (77 años) va unido al del judo en Alicante desde que en 1964 impartió un cursillo de este deporte con tal éxito que ya no se pudo mover de aquí. Desde entonces el kimono es una prenda inseparable en su día a día. En su discurso no puede faltar nunca una mención a Sergio Cardell, su discípulo más querido y al que le unía su pasión por el judo. Valverde no duda en reconocer que se emocionará hoy cuando se descubra una placa en la calle que llevará su nombre.
Hoy será un día especial...
Estoy sorprendido por tener una calle, aunque lo vengo esperando desde hace tiempo porque siempre me he sentido muy querido en Alicante. Me han apoyado mucho y la gente que me quiere ha hecho mucha fuerza para que pudiera tener una calle. Hemos conseguido que el judo trascienda en esta ciudad.
¿Cómo se lo comunicaron?
Me llamó Daniel Simón y además me dio una enorme alegría porque me dijo que la calle sería «Judoca José Alberto Valverde», más que deportista. He introducido este deporte y además lo he transmitido a mucha gente. Hay muchas familias en Alicante a las que he dado clase.
¿Ha estado en la que desde hoy será «su» calle?
Por supuesto, es una calle que tiene futuro. Está entre un instituto y un colegio y se va a desarrollar muchísimo. Es un honor que esté muy cerca de la calle de Perramón, seguí muy de cerca la época gloriosa del Calpisa. Incluso he dado clases en Carmelitas y tengo muchos exalumnos en esa zona.
Tendrá alumnos repartidos por todo el mundo...
Sin duda, Canadá, México, Francia, Asia, África... He tenido muchísimos alumnos que han tenido éxitos gloriosos, como Míriam Blasco, campeona mundial y olímpica. El judo de Alicante lo he llevado por todas partes y es muy gratificante.
Se trasladó a vivir a Carboneras y el judo sigue en su vida...
Cuando llegué a Carboneras mi idea era dejar el judo físicamente, pero me encontré con un judoca invidente que ha tenido mucho éxito y se empeñó en llevarme a su club, me pidió que le echara una mano y no pude negarme.
El kimono no se lo quita...
Siempre llevo un kimono en el coche. Desde el primero que tuve que me regaló mi profesor siempre llevo uno por si acaso. Es casi mi prenda habitual de vestir. Aunque haga frío yo voy descalzo, que es como he pasado toda la vida. ¿De Sergio Cardell qué conserva?
¿De Sergio Cardell qué conserva?
Fotos, vídeos, películas, recuerdos... Veo muy a menudo los cursos de Sergio de los años 80, lo más granado del judo español ha estado en esos cursos y circulan mucho por Internet.
El judo ha sido su vida, pero... ¿ha practicado otro deporte?
El primer deporte que practiqué fue natación. Mi abuelo me lanzó al agua en La Concha de San Sebastián y salí nadando. Mi madre también fue una excelente nadadora. También jugué al rugby. En casa siempre ha habido tradición deportiva.
¿Cómo empezó con el judo?
Con 12 ó 13 años empecé a hacer boxeo y a la primera bofetada que me dieron me di cuenta de que eso no era para mí. Un día coincidí con un entrenador y me enseñó lo que era la lucha. Más adelante vi un cartel que ponía «Escuela de Judo», entré y en tres meses mi hermano y yo nos quedamos campeones regionales.
Y de ahí a introducir el judo en Alicante...
En 1964 Paco Santamaría se fijó en mí para dar un cursillo de 15 días. Y tuvo tanto éxito que ya me quedé. No lo tenía en mente pero a partir de ahí mi vida fue el judo en Alicante.
¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que le ha dado el judo?
La medalla de oro de Míriam Blasco, pero sin duda me quedo con la satisfacción permanente de la aceptación que ha tenido el judo y yo mismo en Alicante. Veo continuamente a familias enteras que les he dado clase.
Alicante es una de ciudades con más éxito..
Sobre todo las mujeres, nosotros hemos tenido casi copado el equipo nacional femenino cuando Sergio era el entrenador. Él era mucho mejor entrenador que yo. Le sacaba al deportista todas las posibilidades. Como con Míriam, sacó lo mejor de ella. Isabel Fernández era un monstruo de la naturaleza. Hubiera triunfado en el deporte que quisiera. Hemos tenido mucha suerte haber podido contar con ellos. Fueron un equipo difícilmente repetible.
¿Se cierra un círculo con la calle con su nombre?
Totalmente, llegué a Alicante hecho un pipiolo y termino mi vida profesional con una calle.
