El presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, declaró ayer que la decisión de disputar a puerta cerrada el último partido de Liga ante el Las Palmas fue «la más responsable», ya que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) no autorizó la suspensión del mismo. Aaemás, aseguró que en caso de independencia de Catalunya, «el club y lo socios decidirán en qué liga jugamos».

Bartomeu compareció en rueda de prensa para justificar una decisión que asume como propia. «La decisión la tomé yo y ha sido una de las más difíciles que he tenido que tomar como presidente del Barcelona», aseguró. La intención del club era, en principio, aplazar el partido, «pero al no tener autorización de la LFP, quisimos jugarlo en unas condiciones excepcionales», aclaró Bartomeu, quien consultó su decisión con miembros de la junta directiva y también habló por teléfono con Ernesto Valverde y Andrés Iniesta, capitán y entrenador del primer equipo, respectivamente.

La opción de no comparecer ante el conjunto canario, que hubiera supuesto perder el encuentro por 0-3 y ser sancionado con la pérdida de otros tres puntos más, no llegó a contemplarse. Tampoco argumentar motivos de orden público para suspender el duelo: «No jugamos a puerta cerrada por seguridad. Los Mossos en todo momentos nos confirmaron que podía disputarse el partido con normalidad. Lo hicimos porque lo que estaba pasando ayer en Cataluña nos estaba preocupando muchísimo», explicó.

Dimisiones

La decisión de jugar trajo como consecuencia la dimisión del vicepresidente del Barcelona Carles Vilarrubí y el directivo Jordi Monés, que Bartomeu ha aceptado tras agradecer a ambos los servicios prestados.

Pero el mandatario se mostró convencido de que haber jugado a puerta cerrada ha surgido el efecto deseado: «La imagen de un partido de fútbol en un Camp Nou completamente vacío se vio en 174 países de todo el mundo. Suspenderlo habría sido una noticia de un minuto. Jugándolo a puerta cerrada fue una noticia de noventa», destacó el presidente del FC Barcelona.