Todo el mundo conocía el alto grado de superstición que tenía Ángel Nieto y su especial animadversión por el número 13. De hecho, él nunca quiso decir que había conseguido 13 títulos mundiales y se inventó lo de «12+1». La inquina que el zamorano tuvo por el número 13 proviene de unos argumentos desgraciadamente trágicos. El 13 de noviembre de 1977, disputó una carrera en un trazado urbano en Benidorm. Aquel 13 de noviembre, Nieto, que participó en las categorías de 250 y 750 cc, se quedó sin frenos e impactó con los espectadores, cinco de los cuales resultaron heridos de gravedad y a uno de ellos se le tuvo que amputar una pierna.

Éste fue el suceso más grave de toda su carrera deportiva y el acontecimiento más desagradable de sus 26 años como piloto en activo. El piloto también sufrió lesiones, aunque menos graves de lo que en un principio se temió. El parte médico emitido por la Clínica Virgen de Fátima, que fue donde fueron trasladados los heridos, decía que Ángel Nieto sufría contusiones abdominales, posible fisura de esternón y fractura de cartílagos. De los cinco espectadores que fueron hospitalizados, tres sufrieron lesiones leves y a los otros dos se les diagnosticó su estado como muy grave y a uno de ellos, Daniel Rodríguez Casanova, de 62 años de edad, se le amputó una pierna.

Este accidente marcó un antes y un después en el motociclismo español, ya que a consecuencia del mismo dejaron de celebrarse carreras puntuables para el Campeonato de España en circuitos urbanos y, de hecho, llegaron a prohibirse la celebración de carreras, quedando solo algún bastión aislado como La Bañeza. En la Comunitat Valenciana, con una afición numerosa y carreras programadas en muchísimos pueblos, dejaron de celebrarse durante un corto espacio de tiempo, pero las hábiles gestiones de Vicente Ramos (el Delegado de la RFME en València) en Madrid y el «hambre» de carreras que existían consiguieron que pronto volviesen a celebrarse, aunque eso sí, se limitó la cilindrada máxima a 125 centímetros cúbicos.

En esa época el Motoclub local, al igual que hiciese Paco Gomis una década antes, trató de promocionar Benidorm y sus playas a través del deporte motociclista. Llevaron a un piloto (Carlos Morante) al Mundial y organizaron varias carreras de primer nivel. Hay que reconocer la gran labor en pro del motociclismo que realizaron desde este club, que era un equipo presidido por Juan Devesa, en el que trabajaban todos formando una piña con Vicente Lloret como secretario y un equipo joven como Sahoret Vives o un entonces barbilampiño Juan Ángel Ferrer (hoy un prestigioso médico).

Este equipo trabajó a fondo y montó un circuito con unas medidas de seguridad impresionantes, siempre dentro de las limitaciones que supone meter una moto como la Yamaha OW31, que desarrollaba 120 CV, entre pacas de paja, bordillos y farolas.

Este accidente fue el fin de una época que fue bonita mientras duró, pero que el avance tecnológico de las motos hizo inviable correr en estos circuitos. Hoy Ibi, Cullera, Castellón, Guadalajara o Jerez, entre otras, son historia viva del motociclismo y del Campeonato de España.

El accidente

La última carrera de la matinal era la de 750 cc y en ella se formó un grupo de cuatro pilotos en cabeza: Nieto, Paco Pérez Calafat, Min Grau y el «local» Morante. La carrera es emocionante hasta que en la novena vuelta, en la curva del final de la recta más larga del circuito, la Yamaha OW31 de Nieto se queda sin frenos a una velocidad de 180/190 Km/h. Ángel se deja caer con todo su peso sobre el pedal del freno pero no consigue pararla y la moto se desliza sobre el asfalto hacia los espectadores.

Con la moto cruzada, salta de ella ya que ésta se dirige hacia una ambulancia allí aparcada. Nieto impacta con las pacas de paja que protegen una farola, mientras la moto, tras impactar con la ambulancia, se dirige hacia el público. Cinco fueron las víctimas del impacto que fueron trasladados a un centro hospitalario.