Se enteró de la muerte de Ángel Nieto por la televisión y no pudo evitar soltar alguna lágrima por el que era su amigo y compañero en los tiempos en los que ambos competían.

La emoción invade a Ramiro Blanco, compañero de carreras de Ángel Nieto y amigo personal del piloto fallecido. El expiloto alicantino siente «una pena muy grande» tras enterarse de la noticia «por la televisión». «Sabía que estaba la cosa muy mal. Cuando escuché que le tenían que abrir la cabeza ya me estaba temiendo lo peor», señaló ayer el que fuera campeón de España con Bultaco en 1963 (125 cc) y 1966 (250 cc) y que se convirtió en una de las figuras más relevantes de la época.

Ramiro es a sus 84 años otra leyenda viva del motociclismo alicantino, fiel seguidor de Ángel Nieto con el que compartió un buen número de competiciones junto a José Medrano, otro de los grandes. Los tres eran grandes rivales y vivieron multitud de anécdotas sobre el asfalto.

«Estoy pasando una pena enorme, nos criamos juntos Medrano, Nieto y yo», recuerda Ramiro con voz temblorosa pero orgulloso de haber sido amigo del trece veces campeón del mundo. El expiloto recuerda que la última vez que coincidió con Nieto «fue en un Gran Premio de motociclismo en Cheste hace unos tres años». «Luego empezó a trabajar de comentarista y ya nos veíamos menos, pero por teléfono hablábamos mucho, nos llamábamos por cualquier cosa», recuerda Ramiro, que guarda multitud de anécdotas de sus vivencias en las carreras con Ángel Nieto, al que calificó de un piloto «ejemplar».

Tras su retirada del motociclismo, en la década de los 80, con 50 años cumplidos, volvió a enfundarse el mono de cuero y retornó a la competición consiguiendo buenos resultados en las cilindradas de 50 y 125 cc. En 1989 inauguró en la Partida de Bacarot un circuito de minimotos que fue la primera escuela de pilotos de la Comunidad Valenciana y una de las pioneras en España.

Amigo personal de Ángel Nieto, le cuesta recordar anécdotas. La emoción le invade tras haber seguido intensamente las últimas horas del piloto durante los días que estuvo en Ibiza tras el accidente de quad. «Lo apreciaba mucho, me da mucha pena, las últimas horas ya era consciente de lo que podía pasar y cuando escuché que le operaban de la cabeza ya me temí lo peor. Era mi amigo, mi gran amigo», relata Ramiro con tristeza.