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Analísis. Leyendas

Romero, genio y figura

El internacional Ángel Romero llegó en su mejor momento deportivo y vistió la elástica del Elche y del Hércules en la década de los años 60

Romero, genio y figura

Solo un genio es capaz de poner en pie a los aficionados, cabrear a los rivales, marcar siete goles olímpicos y silenciar estadios. Ángel Romero (Paraguay, 1974) no fue un jugador cualquiera. Vino a España tras conquistar en 1953 la Copa América con su país natal y bajo la promesa de firmar por el FC Barcelona, pero su representante también le jugó una mala àsada nada más aterrizar en el aeropuerto de Madrid se lo llevó en coche hasta la carretera de Aspe para firmar por un Elche que plantaba cara en Primera División. Tras cerrar su ciclo en el conjunto franjiverde también se enfundó la zamarra del Hércules que intentaba levantar cabeza con un traumático descenso a Segunda.

«Romerito» o «El poeta de la zurda», fue autor de un gol insólito y poco visto en la historia del fútbol, por no decir ninguna a nivel profesional. Un 10 de noviembre de 1963, en el mítico estadio de Altabix, Elche y Real Murcia se midieron en competición de Liga y fue allí cuando el paraguayo se sacó de la chistera una de las mayores diabluras futbolísticas que se recuerdan: driblar a cuantos defensas le salieron al paso, sentar al guardameta, silenciar a la grada por unos instantes y con un nudo en la garganta mandar el esférico hasta el fondo de la red arrodillado y empujando el cuero con la cabeza. Fue el 3 a 1 definitivo que pasó a convertirse en una jugada que todavía está fresca en muchas mentes privilegiadas de la afición franjiverde.

Ángel Romero dejó huella imborrable en el fútbol nacional como Maradona o Messi. La década de los 60 eran otros tiempos, pero nadie podrá borrar de la hemeroteca que el fútbol alicantino tuvo el privilegio de presenciar a un « showman» del balompié. De hecho, el Elche nunca lo quiso traspasar a pesar de las ofertas tentadoras del Sevilla, Valencia o Atlético de Madrid. Aunque la prensa de la época lo situaba en la agenda del Real Madrid como sustituto de otro mítico como fue «Puskas», quien dudaba en renovar por el club blanco.

Con el Elche estuvo siete temporadas (1960-1967) en la máxima categoría, marcó 80 goles en Liga y 13 en Copa, y con el Hércules solo una (1967-68), en Segunda División, y con una discreta actuación ya que solo pudo contribuir con tres dianas, una de ellas en competición de Copa.

Este delantero de zurda exquisita debutó en partido oficial ante el Sevilla un 11 de septiembre de 1960, encuentro que terminó con empate a dos. Dos jornadas después vio puerta y anotó el primero de los 93 goles que marcaría con la camiseta del Elche ante el Real Madrid, de Alfredo Di Stefano, en el coliseo ilicitano. En esa campaña, Romero marcó los mismos goles que la «saeta rubia», compartiendo ambos el segundo puesto en la tabla de máximos goleadores con 21 dianas. Anotó el tanto número 100 del equipo franjiverde en Primera División y fue el pichichi durante cuatro temporadas consecutivas.

El internacional paraguayo fue alineado en todos los partidos de Liga que disputó su primer equipo desde 1960 a 1965 y formó parte de la famosa delantera del CLERO (Cardona, Lezcano, Eulogio, Romero y Oviedo) que tantas veces puso en pie al viejo graderío de Altabix.

Romero dejó de brillar con la franja verde el 16 de abril de 1967 al marcar su último gol en la goleada del Elche ante el Zaragoza (5-1). Y dijo adiós al club franjiverde el 23 de abril de 1967 ante el Sevilla. Luego, recalaría en un Hércules que venía de perder la máxima categoría.

Del Elche al Hércules

Junto a Ferenc Puskas, fue considerado la mejor zurda del fútbol español. El conjunto blanquiazul quiso reforzar su nuevo proyecto con este consagrado atacante. Eran las 21.15 horas de la noche del 11 de julio de 1967, cuando Romero se sentó en la mesa del Hércules y estampó su firma para las dos próximas temporadas, pero solo cumplió una, ya que el equipo acabó penúltimo en la Segunda División grupo Sur y mordió el polvo de la Tercera División, precisamente el mismo año en el que el club alicantino iba a inaugurar el campo de «San Fernando» en sustitución del legendario «La Viña». En el Hércules coincidió con Navarro, Ibáñez, Rosas, Angelín, Toledo, Cervera, Bilbao, Fernández, Maxi, José Juan, Sevilla, González, Mauro, Belló, Paquito, Cáceres, Miche y Ramos. Tuvo hasta tres entrenadores: «Toba», Sergio Rodríguez y Antonio Ramallets. Finalmente el equipo pasó del sueño del ascenso a sufrir una nueva pesadilla con el descenso del equipo blanquiazul.

En definitiva, Romero marcó una etapa, y sentó cátedra en el fútbol español. Tuvo el privilegio de pertenecer hace 50 años a un Elche que se codeaba con los grandes de la Liga, y al Hércules, otro club histórico. En 2009 se nos fue para siempre, pero en la memoria todavía sigue vigente el legado de este genio y figura.

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