El estadio de La Rosaleda ejercerá este domingo (19.00, M. Partidazo) como juez de LaLiga Santander en un duelo que acapara toda la atención y la emoción en la última jornada, en la que el Real Madrid se juega el título liguero, para lo que basta un empate, y el Málaga, la honra de demostrar su profesionalidad. Mientras, el Barcelona recibe (20.00, BeIN) al Eibar con la obligación de ganar y esperar una derrota del Madrid para cantar el alirón.

De Tenerife a Málaga. De lo vivido dos temporadas consecutivas en 1992 y 1993 en el Heliodoro Rodríguez López, con dos Ligas que dejó escapar el Madrid y tomaron rumbo a Barcelona, a La Rosaleda con la misma situación de tener en su mano la resolución del pulso por el trono liguero. Dos madridistas en los banquillos. De Jorge Valdano a Míchel. El morbo está asegurado.

Son dolorosos recuerdos del pasado de los que huye este Madrid de Zidane. Con mentalidad ganadora, sin especular con el resultado. Lanzado en el momento decisivo de la temporada, con récord de partidos consecutivos marcando, su mejor temporada a domicilio y más goles incluso lejos del Bernabéu (56 tantos por los 48 de local).

El Madrid saldrá por el triunfo ignorando la opción de ser campeón con el empate. Zidane apostará por el equipo que ha dado el paso definitivo hacia la conquista del título. Con Isco ocupando el hueco de Bale, cuya baja permitió un cambio de sistema con un cuarto centrocampista que ha sido clave. Tanto como el dulce momento goleador de un Cristiano Ronaldo que admitió las rotaciones y recoge los premios. Trece goles en sus últimos ocho partidos muestran su papel estelar.

Con el once definido, las bajas de Pepe, Dani Carvajal y Bale, pese a que toda la plantilla madridista viajó a Málaga, el único cambio que puede introducir Zidane sería meter a Nacho de lateral derecho por Danilo. El rendimiento del brasileño en los últimos compromisos lo puede impedir, viendo además que Carvajal apunta hacia la final de la Liga de Campeones de Cardiff.

El Málaga, que está en su mejor momento de una campaña irregular, quiere asegurarse su undécima plaza actual y, con independencia de las consecuencias que pudiera tener para terceros, ganar el partido y prolongar su racha de una sola derrota en 10 partidos, sobre todo para acallar los comentarios y suspicacias que han surgido ante el madridismo de su técnico Míchel.

Sin nada en juego, pero picados en su orgullo, los malaguistas pretenden competir de tú a tú.