Di un salto de alegría que me golpeé con el techo del coche. Después vi el partido el diferido y me emocioné. Jugaron de maravilla ante un equipazo como el PSG. Con el 3-0 parecía que iba a ser más fácil de lo previsto, pero luego llegó el mazazo del gol de ellos y ahí sí que se vio complicado. No pensaba que tuvieran tanta fuerza física ni psíquica para levantar eso, pero surgió el milagro. Llegó el cuarto, el quinto y el sexto con el gol del chavalín (Sergi Roberto). Hizo lo que ultimamente está haciendo Sergio Ramos en el Madrid. Antes esas cosas no pasaban. La fe y, porqué no decirlo, la suerte, fueron clave. Se ha trabajado muy bien el equipo. Esta vez no fue solo Messi, todos estuvieron muy bien, incluso atrás. Fabuloso Mascherano y Busquets, que estaba en todas partes. Nunca había visto nada igual. Fue un hito mundial que le va a dar al Barcelona impulso para lograr el triplete. Pueden acusar el esfuerzo en el partido del domingo, pero un equipo así es capaz de cualquier cosa. El momentazo de ayer ya no nos lo quita nadie.