El CIPFP Canastell de San Vicente del Raspeig es pionero en España en la realización de cursos de iniciación en la conducción de minimotos y seguridad vial para niños con diversidad funcional. Fran Sánchez, Jefe de Estudios, junto a Eugenio Toledo y Amparo Albero, profesores de Educación Especial, se reunieron en el Circuit Ricardo Tormo de Cheste con el Director General del circuito Gonzalo Gobert y con el Coordinador de Proyectos Germán Sorní, con el objeto de generar un nuevo proyecto educativo/formativo en este recinto deportivo. Este proyecto que se ha bautizado como «Moto Escuela Integra2» se basa en la práctica de actividades deportivas como fórmula de integración y consta de seis jornadas que está previsto que se celebren a lo largo de todo el año 2017.

Eugenio Toledo con un pasado vinculado al motociclismo ya que fue piloto en la década de los 90 tiene ya experiencia en la realización de cursillos de este tipo pues anteriormente ya los organizó en 2009 y 2010 junto a la Asociación para la Educación y la Formación Integral (AEFI) en el Circuito de minimotos Ramiro Blanco - actualmente cerrado por decreto municipal- en Bacarot.

En aquella ocasión contó con la colaboración del campeón mundial Nico Terol quien ya se ha ofrecido para colaborar de nuevo pues según el alcoyano, «fue una de las cosas más bonitas que me han sucedido en la vida».

Los resultados de aquella experiencia fueron realmente satisfactorios y según Toledo, «los beneficios que aporta el motociclismo a estos niños con necesidades especiales son sorprendentes, tanto a nivel de psicomotricidad como para el desarrollo del equilibrio, la coordinación y la autoestima. Al principio lloraban porque tenían miedo de ponerse el casco y después lloraban porque no se querían bajar de la moto».

Además de Nico se espera poder contar con la colaboración de Jorge Navarro, Héctor Barberá y Arón Canet, los pilotos de la Comunidad Valenciana que participan en el campeonato del mundo, «ya que la presencia de deportistas de elite es muy motivador para los niños», concluye Eugenio.

Está previsto que el circuito además de la pista y las instalaciones ceda también las minimotos y aporte la colaboración de personal necesaria para su realización. Tan solo falta atar unos pequeños cabos para que ambas partes lleguen a un acuerdo para que los cursillos dejen de ser un proyecto y pasen a ser una realidad,

Aunque a primera vista el planteamiento del proyecto puede dar la sensación de que es arriesgado, la experiencia anterior puso de manifiesto que sus resultados fueron muy positivos en facilitar la integración social de alumnos con necesidades educativas especiales, derribando así barreras y prejuicios.

Para los niños subirse a la moto fue una gran experiencia, por ello se ha buscado darle continuidad a lo largo de todo un año.