Un halo de respeto y admiración rodea a Fernando Belasteguín (Pehuajó, Argentina, 1979). Nadie le ha regalado el prestigio, ni la condición de 14 años consecutivos como número uno del pádel mundial a este jugador perfeccionista como pocos, analítico, inconformista y obsesivo del trabajo. Dominó el deporte de la pala durante 13 años ininterrumpidos con Juan Martín Díaz y ahora lo hace con el brasileño Pablo Lima (Porto Alegre, 1986), otro zurdo para perpetuar la hegemonía de Bela. Tras no poder disputar la final del World Pádel Tour (WPT) de La Nucía por lesión del argentino, acaban de levantar su séptimo título del año de los nueve disputados. De los últimos 38 partidos, sólo han perdido uno. Suma y sigue para esta dupla que ha implantado una nueva dictadura en el «planeta pádel».

«Las cifras demuestran que lo que estás haciendo va bien», admite Belasteguín, de 37 años y felizmente afincado en Barcelona. «No nos daremos cuenta hasta que empecemos a perder más y dentro de unos años echemos la vista atrás y seamos conscientes de lo que estamos haciendo. Aunque no llevamos la cuenta de los datos. Por nuestra cabea pasa seguir mejorando porque aún tenemos margen de mejora».

Ganador nato como es, Bela lleva la voz cantante de una pareja que él mismo ideó hace dos años cuando decidió llamar a Lima para forjar una nueva alianza, una sociedad poco frecuente en el deporte, la de un argentino y un brasileño, eternos rivales futbolísticos. «Es cierto que mi vida deportiva cambió con la llamada de Bela», concede el zurdo de 29 años, radiante porque acaba de ser padre. «De ganar cuatro torneos al año pasas a ganar diez y el cambio ha sido para bien y estoy muy contento. Sabía que si la pareja no hubiera funcionado la gente me iba a culpar a mí, pero jugar con alguien que ha ganado tanto es un aprendizaje continuo y sabes que pasas a ser favorito», añade.

Tras una primera temporada con algún altibajo por las lesiones de ambos, la dupla argentino-brasileña ya tiene muy asimilados sus automatismos y domina el circuito con «mano de hierro». Después de 14 años en la cúspide, ¿Bela no se cansa nunca de ganar? «No creo a quien diga que se cansa de ganar», responde. «De ganar no te cansas nunca; de perder, sí. Yo he perdido un montón de veces y te cansa perder. Cuando entreno juego contra mí mismo. Tengo que mejorar mucho, pero no me canso de ganar ni de entrenar cada día como si fuera el último», apostilla.

Esta ética del trabajo que ha encumbrado a Belasteguín también la comparte Lima, que resta importancia a su inmaculada racha de victorias en los últimos seis torneos del WPT. «Los comentarios son más para la gente de fuera; nosotros vivimos al día. Cuando disputamos un partido nos olvidamos de lo que hemos ganado este año. La temporada es buena pero hay parejas de mucha calidad que nos pueden superar y no nos podemos despistar. Tenemos que mejorar y hacer lo máximo que podamos».

La entrega y la mentalidad ganadora son dos de las claves del gran rendimiento de esta pareja, que fueron duros rivales durante muchos años antes de unirse. «Bela es una gran persona y, como jugador, es, sobre todo, muy inteligente, fuerte y sabe siempre dónde y cómo tiene que jugar», le define Lima. «Pablo es un gran tipo y conforme le conoces descubres que es aún mejor persona que profesional. Cuando lo tenía enfrente sabía que era muy bueno y ahora voy a hacer todo lo posible por tenerlo junto a mí el mayor tiempo posible para seguir aprendiendo de él», apunta Bela.

Llegados a este punto de dominio del circuito, Bela no cree que su hegemonía pueda convertirse en algo rutinario, ni que le reste interés al WPT. «No; ése no es nuestro problema. Corresponde a los organizadores del circuito buscar alicientes para que la gente se lo pase bien en los torneos», explica el argentino. "No creo que la gente deje de ir al pádel porque gana siempre la misma pareja. Lo que sí nos ha pasado, y ojalá que siga ocurriendo, es que la gente viene a ver si perdemos. Es más noticia decir: Yo los vi perder que yo los vi ganar».