«Como vuelva a escuchar un comentario despectivo se acaba el partido. ¿Pero de qué vais? Son niños». José Mayans, entrenador del equipo benjamín del Atlético San Blas, no se anduvo por las ramas. Tras observar que jóvenes aficionados de su club, apostados en una esquina de la grada del polideportivo San Blas, insultaban y menospreciaban a jugadores del equipo rival, Mayans pidió al árbitro que detuviera el partido y pasó a la acción: cruzó el campo, se dirigió a la grada y acabó exigiendo a todos los miembros del grupo de exaltados que abandonaran el recinto.

El resto de espectadores premió el gesto del técnico con un sonoro aplauso.