El técnico del Alcoyano Óscar Cano seguirá, al menos, una jornada más al frente del conjunto blanquiazul a pesar de caer en casa del farolillo rojo como era el Elche Ilicitano. El club ratifica a su entrenador que podría tener su última oportunidad la próxima semana ya que el ambiente en el club y en la afición empieza a preocupar. El debate sobre la continuidad de Cano no es nueva en Alcoy pero la imagen dada en la primera parte en Elche podría adelantar acontecimientos. Tanto directiva, como el propio alcalde, Antonio Francés, fueron testigos de la caída del Alcoyano ante un joven Elche Ilicitano que echó de pundonor para acabar con su mala racha.

El tropiezo visitante vino acompañado de la mejor versión del filial. Al técnico Vicente Mir no le tembló el pulso para dejar a nombres habituales en sus convocatorias en la misma grada o bien sentados en el banquillo para que reflexionaran de lo que está sucediendo en el equipo. La era de los juveniles llegó en un momento bastante delicado para los franjiverdes que ven lejos la luz de la salvación. Ante este rival, el Elche Ilicitano sacó a Primi de titular y dio minutos a Liberto, que fue el protagonista de la jugada del 2 a 1.

Ya desde el inicio se vio a un filial metido en el partido, consciente de que se jugaba algo más que tres puntos. La necesidad de sumar de tres en tres se vio reflejado sobre el terreno de juego. Un planteamiento que no difiere mucho de anteriores jornadas, salvo en los peones que Mir puso sobre el campo. El filial se puso manos a la obra y sin perder el tiempo trabajó la estrategia ofensiva. La primera parte solo se vio al filial. El Alcoyano estuvo a merced del juego local que se adueñó del esférico y del centro del campo. El conjunto visitante quiso sorprender con cinco defensas, dos de ellos con mucho recorrido por las bandas. El Alcoyano no quería sorpresas en defensa. Quiso sorprender al Ilicitano a la contra y con acometidas por banda derecha que nunca fructificaron. Posiblemente, ese fue uno de los mayores errores del conjunto blanquiazul.

El equipo de Vicente Mir ganó metros sin apenas oposición. El rival solo quería sorprender y lo pagó caro. Desde la grada no se entendió ese planteamiento tan defensivo cuando los dos equipos necesitaban los tres puntos como agua de mayo.

El primer aviso llegó de las botas de Jairo, quien estuvo muy activo durante todo el encuentro y provocó hasta tres saques de esquina en la primera parte. El Alcoyano tardó 19 minutos en ver puerta ajena. Nico, ex del filial del Elche, le dio una asistencia a Kike López que la cruzó en exceso. Fue la mejor ocasión de la primera parte de los visitantes. La respuesta local vino en un centro por la banda de Pepe Romero al que Jairo no alcanza por poco.

Gol local y expulsión visitante

A partir de la media hora vinieron las jugadas que iban a decidir parte del partido. En el minuto 35, un centro chut de Jordi Hostench es frenado por una ráfaga de aire, el esférico pega en el larguero y el balón cae muerto a los pies de Jairo, que solo la tuvo que empujar.

Y un minuto más tarde, el visitante Álvaro veía la roja directa al agredir a un rival cuando el balón estaba detenido. Al parecer el línea vio la jugada y el colegiado no se lo pensó para mandarlo al vestuario. Con un jugador menos el Alcoyano se fue al descanso con la necesidad de voltear el marcador.

En la segunda parte, el equipo de Óscar Cano reaccionó. Aprendió de los errores del primer tiempo y con otra actitud puso en serios aprietos al filial. En el minuto 75, el conjunto blanquiazul logró el empate. Pituli centró desde el lateral derecho y al primer palo esperó Javier Rubio para sorprender a Pol. Un gol que cayó como un jarro de agua fría en el bando local. El Alcoyano se creció y se fue a por el triunfo, no se conformaba con el empate. Estiró sus líneas y en una de las salidas visitantes vino la réplica local. El juvenil Liberto puso la quinta marcha, se fue por banda, puso el punto de mira en el área alcoyana y cuando el balón parecía que se iba a pasear por el área llegó Devesa que, al intentar despejar, metió el esférico en su propia portería en el minuto 87. Fue una jugada cruel y determinante que desbordó de alegría a la zaga local y que minó el trabajo colectivo de un Alcoyano que acarició el empate.