La quinta edición de la San Silvestre estuvo marcada una vez más por la creatividad de los participantes. La gran mayoría acudió a la cita disfrazada para recorrer los 4.500 metros del circuito por el centro de Alicante. Hubo vestimentas de toda clase y condición. Desde obispos, Papas, monjas, hadas... hasta cocineros, magos, huevos fritos, sevillanas, toreros, angelitos, corredores de San Fermín, karatecas, gorilas y un sinfín de gorros de Papa Noel que dio un espectacular colorido a la carrera, convertida de nuevo en una enorme fiesta lúdica.

La Rambla dio el pistoletazo de salida a las diez de la noche con suma puntualidad. Música a todo volumen amenizando el recorrido y corredores dispuestos a disfrutar del circuito, unos a buen ritmo y otros andando. Incluso muchos padres completaron los 4.500 metros empujando el carricoche con su bebé.

Junto a los centenares de personas que acudieron a la cita disfrazados también hubo un gran número con una finalidad puramente deportiva dispuestos a rebajar la marca de la pasada edición. Entre ellos se encontraba Mohamed Boucetta, el ganador final de la prueba que reeditó su victoria del pasado año. Yamilka González se impuso en féminas.

La San Silvestre tuvo novedades. Más zonas con música y, sobre todo, un recorrido distinto al anterior. Esta vez el epicentro de la carrera se situó en la Rambla, lugar donde estaba la salida y la meta, y en Alfonso el Sabio.Un circuito que agradó a los participantes. Una hora después de la salida tuvo lugar la entrega de trofeos. Como el año pasado, se realizó en la Concha de la Explanada, lugar al que acudió la Bellea del Foc con sus Damas para dar los premios a los ganadores. Mariano Postigo, concejal de Deportes, quedó satisfecho por el desarrollo de la prueba: «Ha sido un éxito de participación, el circuito ha gustado a la gente y estamos muy contentos por la respuesta solidaria de la gente, ya que hemos recogido muchos kilos de comida». Fueron más de 3.000 personas las que quisieron despedir el año haciendo deporte y disfrazadas como si se tratara de Carnaval. Una costumbre que año tras año está calando en Alicante.