El sorteo de Copa del Rey celebrado ayer en la Ciudad Deportiva de Las Rozas no parece haber dejado del todo satisfechos a los participantes: ni a los favoritos, que se podrían cruzar entre ellos antes de la final, ni a los humildes, que ven cómo se alejan las opciones de hacer su agosto en pleno mes de enero. De esta forma, si Madrid y Barcelona se deshacen respectivamente de Málaga y Osasuna, podrían cruzarse en los cuartos, trasladando esta vez al doble partido la reedición de la pasada final. Serían los enésimos partidos del siglo entre dos clubes que cada vez se conocen mejor, con una rivalidad que convierte en apasionantes todos sus choques, independientemente de quién llegue como favorito.

En ese camino hacia el último partido podrían aparecer también el Valencia o el Sevilla. Ambos se ven las caras en el enfrentamiento más igualado de los octavos de final. El Valencia llega en mejor forma, pero la vuelta se juega en la capital hispalense donde, para enero, podrían haber aterrizado nuevos refuerzos como Giovanni Dos Santos o Reyes.

También por ese lado del cuadro aparecen el Levante y el Alcorcón, el equipo revelación en Liga contra un conjunto madrileño que ha hecho del torneo copero su principal escaparate.

Con estos duelos se acaba el sueño de aquellos modestos que pensaban en el aforo completo y las gradas supletorias para llevar un poco de ilusión a sus ciudades. Sin Messi y Casillas en el horizonte deberán intentar la hazaña contra equipos tremendamente competitivos que tienen en el torneo del K. O. una buena opción para conseguir un entorchado.

De esta forma el Mirandés, verdugo del Villarreal, se medirá a un Racing en mejoría que a punto estuvo de llegar a la final en 2008. El vencedor de ese cruce viajará en la ida de cuartos a Córdoba o Barcelona. Los andaluces y el Espanyol están dejando buenas sensaciones, aunque en diferentes categorías, por lo que todo apunta a que jugarán partidos atractivos.

Por su parte el Athletic irá en la ida a Albacete. Los manchegos lograron eliminar al Atlético, pero su situación en la competición doméstica le hará dar prioridad a otros menesteres. Todo lo contrario que los bilbaínos, siempre motivados en estas lides. Motivación que se agranda al pensar en un posible duelo vasco en la siguiente confrontación. Real Sociedad y Mallorca, dos equipos de momento preocupados por la salvación, buscarán lamerse las heridas y dar una alegría a sus aficionados.