El Nápoles, que volvía a jugar un partido de la máxima competición europea en su estadio 18 años después, venció ayer por 2-0 al Villarreal en la segunda jornada de la Liga de Campeones con lo que entierra gran parte de las opciones de los amarillos de pasar a la siguiente ronda.

El cuadro español no pudo parar el demoledor inicio de los locales y se vio superado por la velocidad y la potencia de los jugadores del conjunto italiano. El Villarreal fue de menos a más durante el choque, pero nunca inquietó lo suficiente como para poner en aprietos a los napolitanos. Tres minutos negros del Villarreal echaron a perder el partido. El conjunto de Garrido se vio superado en el primer cuarto de hora por un Nápoles muy eléctrico, guiado por un Lavezzi explosivo que estaba en todas las jugadas de ataque. Así, corría el minuto 14 cuando un centro de Lavezzi desde la derecha lo remató solo Hamsik. El eslovaco dio un latigazo con la zurda ante el que nada pudo hacer Diego López. Los de Garrido tuvieron que empezar a remar contracorriente cuando todavía quedaba un mundo para acabar. El Nápoles, en la segunda parte, se dedicó a contemporizar.

La derrota deja la clasificación muy complicada para un Villarreal que sigue con cero puntos.