Fiesta por todo lo grande en el corazón del ámbito de la pelota a mano, con la exposición a sus aficionados, a la prensa, radio y televisión, del juego -bote luzea- que practicaron los viejos pelotaris vasco-navarros del siglo XVIII y XIX: Perkain, Bautista de Arraioz, el Hijo de Simón o el Chiquito de Eibar, y que ahora ha vuelto por la puerta grande con una final de Champions- y con todos los apoyos institucionales.

La competición se ha resuelto a favor de la formación alicantina de El Campello, la misma que durante nueve años consecutivos ha dominado la liga de Llargues, capitaneada por Martínez, con David, Mario, Santi, Miguel, Vicent, Guille y que ha sido capaz de conquistar esta competición tras superar en una inolvidable semifinal al gran favorito: el campeón belga de Kersken, que acudió a Pamplona con sus mejores armas. Superado el equipo belga todo sería más fácil. Lo fue hasta la final en la que tuvieron de enfrentarse a la joven formación de Tibi, que a su vez había eliminado a los subcampeones belgas y en una partida para el recuerdo, intensa como pocas, a los campeones holandeses de Franeker.