Manuel Olmedo se quedó, en su segundo año en 1.500, a 23 centésimas de la gloria al terminar cuarto en la final de los Mundiales pero regresa a casa con el consuelo de haber logrado el mejor resultado español en doce años.

Desde que Reyes Estévez se colgó la medalla de bronce en Sevilla'99, ningún español había llegado tan alto en una prueba que Fermín Cacho, con el mismo entrenador que Olmedo (Enrique Pascual) convirtió en la predilecta para el aficionado español.

Olmedo, de 28 años, era la última esperanza española de medalla en una prueba, los 1.500, en la que lleva sólo dos años, tras abandonar la de 800.

En este breve tiempo, sin embargo, ya ha sido dos veces campeón de España, medallista de bronce en el Europeo al aire libre de Barcelona 2010 y, en marzo pasado, campeón continental en pista cubierta, en París.

Le faltaba dar el salto a la escena mundial, y en su primera experiencia en la distancia -en los cuatro Mundiales anteriores, siempre en 800, no llegó a la final- se metió en la carrera definitiva.

El sevillano ejecutó a la perfección la táctica que le había prescrito Pascual: correr por la cuerda, guardando energías para el último 400.

En semifinales había caído gente importante, como el defensor del título, el bahrainí Yusuf Saad Kamel; el subcampeón mundial, el etíope Deresse Mekonnen; el gran favorito, el marroquí Amine Laalou, y el keniano Daniel Komen.

Silas Kiplagat, de 22 años, autor de los dos mejores registros mundiales del año (3:30.47 y 3:31:39), partía como favorito junto con el campeón olímpico, Asbel Kiprop.

Eran los hombres llamados a dar a Kenia su primer oro en esta distancia y no dejaron que el triunfo se les escapase con una última vuelta impetuosa que lastró las piernas de los rematadores en el esprint.

Kiplagat salió como una bala en el 300, con Kiprop pegado a su estela y ambos llegaron, pero en sentido inverso, a la meta para dar a Kenia no sólo el título sino el doblete con marcas de 3:35.69 y 3:35.92.

Por detrás, Olmedo fue recogiendo cadáveres pero no pudo doblegar al estadounidense Matthew Centrowitz, que arrancó en la curva con un metro de ventaja sobre el español y conservó la distancia hasta el final (3:36.08). El español se quedó a 23 centésimas del bronce.

El mediofondo español, que en Berlín 2009, por primera vez en la historia de los Mundiales, no tuvo representación en la final de 1.500, regresó con Olmedo, que trabaja en Soria a las órdenes de Enrique Pascual, entrenador de Fermín Cacho y Abel Antón.