Las concesiones a la emoción no están en la agenda de Sebastian Vettel. Tampoco en la de Red Bull, la escudería del momento y envidia del paddock con un monoplaza excelso. Van por raíles los coches energéticos, un prodigio del diseño, concebidos para rendir sin fisuras en todo tipo de pistas. La pole de ayer, la cuarta que se ponía en juego esta temporada, se quedó de nuevo en las manos del alemán, dueño de todas las disputadas y que suma ya cinco consecutivas, si se cuenta la de la última carrera de 2010, en Abu Dabi. Iguala la marca de Fernando Alonso en 2006, que nadie había repetido desde entonces y ya peligra el record de ocho de un tirón que tiene Senna desde 1989.

La capacidad de los coches de Red Bull para rendir a una vuelta empieza a ser un problema para el espectáculo. Con una Fórmula 1 dependiente de los neumáticos, los rivales del alemán prefieren reservarse para otras batallas. Ayer se vio el ejemplo más claro. Nadie le discutió a Vettel su tiempo y muchos guardaron un juego de gomas nuevas para la carrera de hoy (14 horas TPA/La Sexta).

Así lo hizo Fernando Alonso, que llegó a la Q3 con un set de blandos sin usar. Lo puso para el que debía ser su último intento pero abortó al momento, cuando comprobó que le iba a resultar imposible mejorar la quinta posición que tenía desde la primera toma de tiempos. A la comparecencia final tampoco salieron los dos líderes del campeonato. Vettel, porque se veía seguro con su tiempo y Mark Webber, aunque podría parecer una concesión al líder de la escudería, para poder arrancar hoy con los Pirelli frescos.

Cada piloto sale a la sesión clasificatoria con tres juegos de cada tipo de neumáticos. Es labor del equipo administrarlos entre el sábado y el domingo. Massa, que saldrá décimo, ni siquiera se asomó a la pista en la Q3.

Sufría el brasileño en la primera toma de tiempos y tuvo que tirar de uno de sus preciados juegos de blandos para superar el corte. Visto que en la carrera el estado de las ruedas es más que vital, como se demostrado en las tres citas anteriores, Ferrari prefirió dejar a Massa en el garaje antes que hipotecar su domingo por ganar un par de puestos o tres e la parrilla.

La táctica conservadora estuvo en la hoja de ruta de la mayoría de pilotos punteros, así que la sesión quedó descafeinada por la superioridad de Vettel. Le han sobrado al alemán tres horas de trabajo. El viernes destrozó su coche en la sesión libre y no pudo rodar en todo el día. Dio igual porque arrasó después de que le reconstruyeran el coche como un mecano.

Red Bull echó el candado a la primera línea y dejó las migajas para el resto. Luego Rosberg confirmó el buen momento de Mercedes con su mejor sábado de la temporada.

Por detrás, buenas noticias para el equipo español. Aunque Karthikeyan cerró la parrilla (23º en realidad porque Kobayashi, averiado, no pudo marcar tiempo), la celebración en Hispania venía de la mano de Tonio Liuzzi, por primera vez mejor que un Virgin, gracias a las dos décimas que le robó a Timo Glock. Surten efecto las mejoras y esperan dar un paso más en Barcelona, después de celebrar la semana pasada la llegada de un patrocinador indio.