Decenas de partidos, miles de minutos y al final el campeón de la Copa San Pedro se ha decidido en la tanda de penaltis. Los entrenadores ya avisaron en la previa que no deseaban llegar a la lotería de los 11 metros, pero en un partido en el que apenas han habido ocasiones de gol, la tanda de penaltis era inevitable.

Ambos equipos jugaron la final, como se suele decir, con miedo a perderla. La primera parte fue una lucha a poder por el centro del campo. Apenas se acercaron a la portería contraria y un dato que lo rubrica son los cuatro tiros a puerta que hubo en los primeros 45 minutos. Los tres primeros disparos correspondieron a la Fundación Hércules, que vestía de rojo. José Tomás, el delantero del equipo alicantino, tuvo la ocasión más clara de la primera mitad al plantarse solo ante el portero. Decidió tirar abajo y el guardameta villense sacó el balón con los pies.

El Villena se limitó a no cometer errores infantiles que le pudieran costar caro y hasta los minutos finales no miraron la portería defendida por Merchón.

El comienzo de la segunda parte fue más de lo mismo. Partido insulso, con muchos cortes en el juego y sin ocasiones de gol hasta pasado el minuto 75. El cansancio apareció en los jugadores del Villena y el conjunto dirigido por Paco Esteve se fue arriba a buscar el gol de la victoria. Y casi lo encuentra, de nuevo, en las botas José Tomás, en otro mano a mano que erró de la misma forma que el primero, decidió tirar por bajo y volvió a fallar.

Fin de los 90 minutos reglamentarios. Todo se iba a decidir en los penaltis. Se podía palpar los nervios que había en cada uno de los banquillos. La Fundación Hércules metió el primero, el Villena falló y todo se puso de cara para los alicantinos que al final, gracias a la magnífica actuación de su portero, que paró dos penas máximas, ganó la lotería de los penalti 4-2.