Las palabras eran ayer difíciles de articular entre la alegría, los manteos, las emociones desatadas y los nervios lógicos del momento. Del Bosque, ese hombre tan humilde, tan discreto, al que incluso tuvieron que insistir para poder levantarlo entre los jugadores de la selección y lanzarlo al cielo de Johannesburgo, cerca de ese otro al que había llevado a España, era de los primeros en atender a los medios y empezaba dando "las gracias" a todos y especialmente "a los magníficos jugadores, a todos" porque ellos "han trabajado durante 50 días sin ningún incidente y es para sentirse contentos y no sólo es por ganar sino que esta selección tiene principios y valores muy importantes que llegan a todo el país".

El entrenador hablaba también del partido y decía que había sido "muy difícil", pero matizaba que los jugadores se habían "sabido sobreponer al primer tiempo" y habían completado un segundo "muy bueno". Eso sí, matizaba que los holandeses "también habían tenido algunas claras". "Hoy - por ayer- es un día feliz" comentaba el técnico justo antes de que sus hombres tiraran de él para seguir con las celebraciones.

Iniesta no se lo puede creer

Sobre el césped del Ellis Park había muchos jugadores en carne y hueso pero también muchísimos más en el recuerdo tanto aquellos que fallaron en el pasado como otros que nos dejaron en circunstancias trágicas. Iniesta se acordaba especialmente de uno de ellos: "Lo dedico a Jarque" decía el de Fuentealbilla casi sin poder hablar por las lágrimas que le asaltaban.

Poco antes, el goleador de ayer decía que era "increíble y más por la forma en que se ha producido". Y añadía que "ganar un Mundial no tiene palabras" porque era "el trabajo de mucho tiempo, de momentos difíciles" para concluir que "esto es para disfrutar".