El empresario Sandro Rosell (Barcelona, 1964), desde ayer el trigésimo presidente de la historia del club, aseguró durante su discurso de proclamación que el Barça "es un sentimiento" y eso "lo convierte en invencible", y se planteó como reto "superar el listón" deportivo dejado por Joan Laporta.

Casi cuatrocientos invitados presenciaron en directo la toma de posesión del nuevo presidente del Barça. Un acto repleto de simbolismos que se desarrolló en los jardines de La Masia, la factoría de jugadores barcelonistas, ubicada a los pies del Camp Nou.

Allí se diaron cita cinco ex presidentes de la entidad (sólo faltó José Luis Núñez); todos los técnicos profesionales, los candidatos en los últimos comicios, así como Johan Cruyff y el ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Pascual Maragall, entre otras autoridades catalanas. En su breve discurso, Rosell insistió en la idea de que la entidad debe ser participativa, abierta a los socios, y alabó el trabajo realizado por el Barça de Laporta.

A más de treinta grados de temperatura, con los invitados moviendo acompasadamente los abanicos azul y grana repartidos en la entrada, Rosell apuntó que "empieza algo muy especial". Quiere marcar "una nueva época dorada del barcelonismo", pero sobre todo deseó que el club "sea decididamente del socio", al que definió como "el verdadero propietario del club".

El presidente del Barça explicó que la primera prioridad será "analizar la situación real del club" desde el punto de vista económico y laboral, y prometió que "la transparencia será una constante" en el devenir del nuevo equipo directivo.

"Prometemos eficiencia en la gestión, excelencia en lo deportivo y un proyecto económico sostenible", agregó Rosell, quien además recordó que su Barça será "moderno y acogedor", que contará con "un remodelado estadio", un "magnífico Palau Blaugrana". Y al final del día, tal y como prometió cuando ganó las elecciónes, interpuso la querella contra Laporta por las acusaciones sobre un asunto de comisiones en el trapaso de Ronaldinho.